Friday, April 14, 2006

UNO NUNCA SABE....


“Uno nunca sabe como son las cosas”, dice Jean Paul, y mira al mar. A su lado, Rosa bebe un trago y calla. El día es frío y negro como la noche, pero son solo las seis de la tarde. “Esta bien Rosa, me da mucha pena, pero creo que hago bien, al fin y al cabo es tu mejor amiga. Te diré todo lo que se de tu amiga Ana. A mi me lo contó mi amigo Joel Vera, el “Paco Tilla”, como lo apoda Leo. El vive en Lebu desde hace cinco años. En enero vino a Viña y nos vimos. Dice que allá todo el mundo sabe que Ana Díaz mató al Juez Silva luego del caso por el hurto del libro de su clase, pero pocos saben que éste era su padre”. Rosa no puede creer que Ana haya hecho algo así.”Ana era la más bella de su curso, de hecho fue la Reina del Liceo ese mismo año. Era muy buena onda, nunca tuvo líos con nadie. Era, como dices, mi mejor amiga, por años”. Rosa se frota los ojos como si todo fuera sólo un mal sueño. “¿Te dijo tu amigo como supo Ana que ese tipo era su padre?. “Si, claro... Lo raro fue que se lo dijo su mismo “tio”, don Juan Silva, un viejo amigo de su mamá, luego que ella le contó que el Juez Silva le puso una multa por lo del lío del libro y no quiso creer, según ella, que todo era solo una broma de un grupo de niñas del curso. La pena fue que el Paco halló el libro en su casa. Fue ahí que don Juan Silva no pudo callar mas y dijo algo que nunca debió decir: “Pero cómo, si el Juez Silva es tu padre”. “Eso es lo que se llama un error fatal... El Paco dice que Ana gritó ¿Qué?, pero que el “tio” Juan se quedó mudo, no pudo decir nada más y se fue. Según se supo, Ana se fue a su casa, tomó un arma, la puso en su bolso, sacó el auto y se fue a ver a su madre. Le dijo: ¿Es cierto que el Juez Silva es mi padre? Su madre se quedó tiesa, de una pieza, luego se puso roja, verde y azul, no supo que decir. “Y él... ¿Lo sabe?”, dijo Ana, en voz muy baja, pues la frase brota desde su alma, “Si, lo sabe -dice ella- pero, es obvio que en este caso el Juez tuvo que hacer su pega...” No sabía como salir del paso, dijo el Paco. Rosa sabía que Ana era de Lebu y que su madre se fue luego de vivir en Viña por diez años. Ana sólo hizo el sexto año allá, en Lebu. ¿Que razón tuvo doña Sofía para irse con su hija a Lebu, si era feliz en Viña? Aquí tiene su casa, nunca le faltó pega, no tenía a nadie en Lebu, no tenía nada que hacer allá”. “Eso es lo raro, salvo que su idea haya sido esa, que Ana sepa quién es su padre y se le armó el lío con lo del libro. El Paco dice que, con todo, en un año, doña Sofía nunca vio ni habló con el Juez. Lo cierto es que nadie sabía en Lebu que, años atrás, doña Sofía fue la novia o algo así de don Pedro Silva...” “Bueno, el Paco me dijo que luego de todo esto, Ana salió sin prisa del local. Al rato suena el fono y una voz ronca, la de Joel Vera, le dice a doña Sofía que “su hija Ana mató al Juez de dos tiros y que ahora está presa, aquí”. “Es cierto Jean Paul -acota Rosa, con un hilo de voz- el azar es eso, no saber nunca cuan cerca gira de uno y cuál es su plan”. Jean Paul llama al mozo, le pide el vale, paga. “Vamos”, dice Rosa. Está tensa y tiene frío. Jean Paul la toma de la mano, la besa y salen del Bar.

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