INASIBLE FULGOR DE LA PATRIA
“Alta traición"
No amo mi Patria. Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal) daría la vida
por diez lugares suyos, cierta gente,
puertos, bosques de pino, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia, montañas
( y tres o cuatro rios)”
José Emilio Pacheco
Lo primero que leí del escritor uruguayo Mario Benedetti no fue una novela, un cuento o un poema, sino un ensayo: “El país de la cola de paja”, publicado en 1960. Benedetti hace una reflexión crítica sobre la crisis que Uruguay vivía entonces. “Quiero verdaderamente a mi país, por eso desearía que fuese bastante mejor de lo que es”. En su obra literaria, escrita gran parte en el exilio, Mario Benedetti probó ese amor con largueza. Pero este sentimiento, tan natural y comprensible, no puede, a su juicio, soslayar la enorme inconsecuencia entre el discurso y los actos de muchos individuos, que en rodos los rincones del planeta se proclaman asimismo “patriotas”.
Los intelectuales suelen transformarse en la conciencia crítica de los pueblos. Por ello un poeta ecuatoriano, Jorge Enrique Aoum, conciente de su historia, puede escribir un libro y llamarlo “Ecuador Amargo” y en un verso declarar “Patria, si amarga casi siempre, dulce patria/ cada día...” El poeta mexicano, Luis Emilio Pacheco, un paso adelante, declara, en el primer verso de su poema “Alta traición”,”No amo mi Patria. Su fulgor abstracto/ es inasible”.
La Patria es, desde luego, una abstracción, construida por muchos artífices --no todos altruistas--. con muchos materiales, durante muchos años. Sin embargo, la Patria es un todo que comprende a unos y a otros. Chile es por de pronto un territorio, que se extiende entre la cordillera y el océano. entre la línea de la Concordia y la Ciudad de las Estrellas, en la Antártica. Los chilenos pertenecemos a variadas etnias, (su origen mestizo es indesmentible) y habitamos ciudades, pueblos, villorrios, caseríos, caletas de pescadores e islas. También son parte de nuestra Patria el millón de chilenos que viven en el extranjero y que son, sin embargo, una parte importante de nuestras familias, que siguen atentos nuestra suerte, a través de todos los medios disponibles. Son los mismos hombres y mujeres que nos asombran y emocionan cuando llenan un estadio lejano para apoyar a nuestros deportistas insignes o a nuestros artistas. La historia Patria está llena de hechos y actos valerosos, de hombres y mujeres, que con su vida o su muerte, aportaron a su desarrollo y cultura. Convive con nosotros una variada fauna y una magnífica flora, Nuestros bosques naturales y milenarios, son orgullo nacional. También son parte de nuestra Patria el millón de chilenos que viven en el extranjero y que son, sin embargo, una parte importante de nuestras familias, que siguen atentos nuestra suerte, a través de todos los medios disponibles. Son los mismos hombres y mujeres que nos asombran y emocionan cuando llenan un estadio lejano para apoyar a nuestros deportistas insignes o a nuestros artistas. Nuestra institucionalidad es democrática pero manifiestamente defectuosa. Todo esto y mucho más es nuestra Patria, un legado que recibimos y que entregaremos a nuestros descendientes, como en una multitudinaria carrera de postas.
Cada vez que pienso en la Patria se me viene a la mente el concepto filosófico de alienación. No quiero una Patria fulgurante, que nos enceguezca con su luz interior. Como Mario Benedetti, yo también desearía que mi Patria fuese mucho mejor de lo que es. Pero no sólo puedo desear algo, puedo exigirlo. Nunca en nuestra historia, Chile estuvo en una situación económica más expectante que hoy día. Sin embargo, los niveles de inequidad social son sobrecogedores e intolerables. Esta Patria no es la que quiero.
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