Tuesday, May 27, 2008

EL ALMA DE LOS PERROS

Fotografía de sitio Evgen Kriksunov, de "englishrussia.com"

“¿Habéis visto alguna vez un perro triste,
flaco, sucio? ¿Un perro de esos que al pasar
os miran con gestos que tienen la actitud
de manos limosneras? Bueno, este era un
perro así. Pero tan triste, pero tan flaco,
pero tan sucio, que más que perro parecía
hombre.

Juan José de Souza Reilly : “El Alna de los perros"



En el Liceo Arturo Alessandri Palma, Nro. 8, donde cursé los seis años de “humanidades”, tuve como compañeros de curso a los mellizos Rubén y Rafael, que eran hijos de un joven juez que llegó a ser Presidente de la Corte Suprema, don Rafael Retamal. Sus hijos, ambos fallecidos de cáncer, prematuramente, eran desaplicados y desordenados, pero contaban con la complicidad del Rector del establecimiento que era, con los demás alumnos, severo y exigente.

Un día Rafael llegó a clases con el libro, “El alma de los perros” de Juan José de Soiza Reilly, (1880-1958) que era, supongo, de la biblioteca de su padre. Rafael me lo ofreció en venta y se lo compré, porque, aunque no lo conocía, me pareció interesante. Del autor no encontré información, salvo una nota en la "Historia de la Literatura de América Latina", de Luis Alberto Sánchez. Lo más interesante que encontré sobre el autor en internet fue un artículo escrito por Antonio Requena, “El cuarto de hora de Juan José de Soiza Reilly”. El escritor y periodista fue muy popular en Argentina como un precursor del periodismo radial, durante 30 años mantuvo un programa que consistía en charlas que duraban quince minutos y que concluían, cada vez, con la frase “Se acabó mi cuarto de hora”. Desafortunadamente el cuento que motiva estos recuerdos no está disponible en la red.

Traigo a colación este recuerdo de mi adolescencia, porque alguien me preguntó recientemente por mis cuentos preferidos. Mencioné, espontáneamente, algunos muy conocidos y populares, como “Autopista del Sur”, de Julio Cortázar o “Viaje a la semilla”, de Alejo Carpentier. Mencioné también otros dos cuentos menos conocidos como “La muchacha de La Guaira”, de Juan Bosch y “Jesucristo”, incluido en “El alma de los perros”, del que extraje el pórtico de éste post. No soy crítico literario sino un lector compulsivo y, en esta condición, digo que éste cuento me conmovió profundamente. El lenguaje que usa el autor es muy duro, la narración está llena de expresiones que revelan, sin ambages, la miseria, de estos seres, “que más que perros parecen hombres”. Es la historia de “Judas”, el perro flaco, triste, sucio, que cansado de sus miserias decide abandonar la ciudad para dirigirse al campo. En el trayecto se le unen otros canes que llegan de todas las latitudes. Todos sarnientos, enfermos, hambrientos, maltratados. Un día “Judas” se pone en movimiento y le siguen, incondicionales, miles de perros. Mantienen, sin embargo, una cierta cautela, le siguen a distancia, desconfiados. Cuando la comitiva llega a un poblado, “Judas” encuentra un niño en su camino que juega con la rama de un árbol. Al pasar a su lado, el niño la descarga en la cabeza del perro. “Judas” muere, ante la consternación, la incredulidad y la frustración de sus pares. Es el final de una ilusión, no hay esperanza, cada perro seguirá con su vida, asediados por la soledad, el hambre, las enfermedades. La solidaridad no existe. Una lectura intensa, impresionante. En el cuento la palabra “Jesucristo” esta escrita una vez, en su título.

1 Comments:

Blogger Maxi Bort said...

Qué bueno el post. Todavía conservas el libro de de Soiza Reilly?

8:10 PM  

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