VARIACIONES CON EL TEMA DEL FUEGO
I TRISTAN BAUER: “ILUMINADOS POR EL FUEGO”
En estos días, los argentinos han recordado con pesar el vigésimo quinto aniversario de la Guerra de las Malvinas, una aventura bélica desatada por un dictador desacreditado e irresponsable. El cineasta trasandino Tristan Bauer filmó en las Islas Malvinas, la película “Iluminados por el fuego”, para contar la historia de un periodista que vuelve al lugar en el que participó, como soldado recluta, cuando tenía 18 años, en la guerra contra los ingleses, donde perdió a varios amigos. Estimulado por el intento de suicidio de uno de sus antiguos camaradas, al cumplirse 20 años de la guerra, Esteban, el protagonista, decide volver a las Malvinas para reencontrarse con su pasado y cerrar sus viejas heridas. Tristan Bauer recuerda: “Esta película es la relación de los recuerdos de un personaje ficticio, Esteban Leguizamón, de 40 años, que en 1982, con 18 años, mientras hacía su servicio militar, fue a combatir a las Malvinas. Gracias a este proyecto, pude viajar a las islas en dos ocasiones. El ex soldado y periodista Edgardo Esteban fue el primer combatiente en volver a las Malvinas, aunque en calidad de periodista. Yo fui allí a rodar y me encontré con los restos de la guerra que veinte años después siguen presentes: zapatillas Flecha [deportivas de tela con puntera de goma, cascos, medias, cantimploras”. El régimen de Galtieri, después del desastre. intentó silenciar a los ex combatientes, intento que se prolongó en los regímenes democráticos. Se trató de una suerte de acuerdo tácito de amplios sectores de la sociedad argentina por olvidar el bochornoso episodio. La guerra dejó sin embargo una secuela que se prolongó en el tiempo. Las muertes en combates, por hambre y frío de los jóvenes reclutas, se sumaron suicidios de sobrevivientes del conflicto. Bauer recuerda: “Si exceptuamos a los muertos del crucero Belgrano, se equipara a los que murieron en el territorio. Hubo más de 300 suicidios”. Y el caso es que la sociedad estuvo involucrada. El problema es que ese apoyo fue manipulado por la dictadura más terrible. Creo que quedó un cierto sentimiento de culpa, de no querer reconocerse, de querer olvidar. El filme de Tristán Bauer constituyó una reacción necesaria, un reencuentro con la memoria y con la historia.
II JULIO CORTAZAR: TODOS LOS FUEGOS EL FUEGO
“Todos los fuegos el fuego” es uno de los ocho cuentos de Julio Cortázar reunidos en un volumen publicado, con ese título, por Editorial Sudamericana, en 1966, entre los que se encuentra “La autopista del sur”, un clásico absoluto de la literatura latinoamericana, que narra una historia que transcurre durante un fenomenal taco de automóviles en una autopista francesa. Este libro está ligado en mis recuerdos a un episodio muy grato. En una oportunidad unas amigas me invitaron a la celebración del cumpleaños su hermana menor. Cuando iba camino a su casa pasé por una librería y le compré este libro. Años después, en una conversación informal, me contó que cuando leyó el libro quedó tan encantada que, a partir de esa fecha, se había convertido en una lectora compulsiva. Por otra parte, en mi archivo personal guardo la critica literaria de Alone, Hernán Díaz Arrieta, que “El Mercurio” publicó en Mayo de 1967, una lección magistral de literatura, que no está en la red. En “Todos los fuegos el fuego” convergen dos historias que se narran simultáneamente, que se desarrollan en periodos históricos distintos, que confluyen en un punto que es común. El títulos un juego lingüístico en el que lo plural desemboca en lo singular. Todo es múltiple y, al mismo tiempo, uno. Todos los cuentos, un solo cuento”. Se trata de una idea fascinante. En articulo de Antonio Tabucchi publicado en este blog (1), el escritor italiano nos recuerda que “En el cuento "La forma de la espada", Borges afirma por boca de su personaje John Vincent Moon la siguiente convicción: "Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine al género humano; por eso no es injusto que la crucifixión de un solo judío baste para salvarlo. Acaso Schopenhauer tenga razón: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres, Shakespeare es de algún modo el miserable John Vincent Moon".
Y bien… ¿Todos los fuegos el fuego? ¿Todos los cuentos el cuento? ¿Todos los libros el libro? ¿Todos los hombres el hombre?
III MANUEL DE FALLA: "LA DANZA RITUAL DEL FUEGO"
Otro recuerdo de mi niñez: Mi padre tenia como costumbre escuchar los conciertos del Orfeón de Carabineros, que la Radio del Pacífico transmitía los domingos, directamente desde la Plaza de Armas de Santiago. En el repertorio de la banda había piezas clásicas y populares. Se me quedó grabada en la memora la “Danza ritual del fuego”, de Manuel de Falla. Tanta era mi imaginación que mientras la escuchaba podía ver el fuego “danzando” caprichosamente al compás de la música. Muchos años después pude ver la trilogía que el cineasta Carlos Saura hizo junto al bailarín Antonio Gades, en los años 80, sobre temas populares españoles. “Bodas de sangre”, inspirada en la obra de Federico García Lorca, año 1981, “Carmen”, de Georges Bizet, año 1983 y, finalmente, “El amor brujo”, de Manuel de Falla, año 1986, que incluye la famosa danza. La historia es la siguiente: Carmelo (en el filme, Antonio Gades) está enamorado de Candela, cuyo padre le ha arreglado el matrimonio con José, siguiendo la ley gitana. José, que sigue viendo a su amante Lucía aún después de casado, muere apuñalado poco después, de lo que es acusado Carmelo, quien pasa cuatro años en la cárcel. Al regresar al poblado, Carmelo ve aterrado cómo Candela baila cada noche con el espíritu de José en el lugar en que fue asesinado. Una hechicera recomienda a Carmelo que baile con Candela la danza del fuego, para apartar de ellos al espectro que les separa. Fracasan en el intento, y la única solución es que la que fue amante de José en vida lo sea también en la muerte. Manuel de Falla compuso esta obra a poco de regresar a España, tras sus siete años de residencia en Paris. Fue sugerida por la bailarina Pastora Imperio y está basada en una misteriosa historia que solía narrar la madre de la artista gitana. El músico quedó sugestionado por la historia, y solicitó al escritor Gregorio Martinez Sierra se encargó del guión. Con toda celeridad emprendió el maestro la parte musical, desarrollándola inicialmente para orquesta de cámara. Se estrenó en Madrid, por la propia Pastora Imperio como protagonista, el 15 de abril de 1915.
(1) Ver post “Y quizá no existió”, Antonio Tabucchi, Octubre 2006.
IV JEAN-JACQUES ANNAUD: “LA GUERRA DEL FUEGO”
Cuando nuestros antepasados, los “homínidos”, pudieron usar el fuego en su beneficio, dieron un paso trascendental en su evolución. ¿Cuándo y donde dio el hombre primitivo este paso? Al parecer no hay hoy una respuesta definitiva sino varias alternativas. La paleontología, la arqueología y la antropología están nutriéndose permanentemente de hallazgos que van modificando sus conocimientos o sus meras hipótesis. Cuando comencé a desarrollar este tema me propuse revisar la información disponible en Internet y encontré la página “China ABC”, que menciona los hallazgos de las ruinas del “Hombre de Beijing”, localizadas en la aldea Zhoukoudian, en el monte Longuo, 48 kilómetros de Beijing. En las proximidades de Zhoukoudian abundan terrenos montañosos de piedras calizas y cavernas naturales. Una de esas excavaciones lleva el nombre de “Caverna de Antropopitecos”, mide aproximadamente 140 metros de largo y corre de este a oeste en el seno de esa montaña. En el año 1929, fueron encontrados en esta cueva vestigios del uso del fuego hace 1,8 millones de años. En las ruinas, fueron descubiertas 5 capas de cenizas, tres acumulaciones más de ese residuo, así como gran cantidad de huesos quemados que correspondían a primitivas antorchas. De esas 5 capas de cenizas, la más gruesa alcanzó los 6 metros. Todas estas reliquias demostraron que el Hombre de Beijing no solo sabía aprovecharse del fuego sino también conservarlo. Parece innecesario mencionar las ventajas que trajo aparejada a la incipiente humanidad el uso y conservación del fuego, sin advertir, previamente que, entre esos dos momentos --“uso” y “conservación” del fuego-- median miles de años de evolución. (1)
El cineasta francés Jean-Jacques Annaud, nacido en 1943, saltó a la fama internacional con su película “La Guerra del Fuego” (1981), la historia de cuatro personajes prehistóricos, tres guerreros de la tribu de los ulams, que salen a la búsqueda del fuego, que su tribu ha perdido, y de una joven que sabe hacerlo. El realizador y su guionista, Gérard Brach, tuvieron que enfrentar el problema de caracterizar sus personajes prehistóricos y proveerlos de un lenguaje verosímil. Para ello contaron con la asesoría del escritor Anthony Burgués, quién había enfrentado un problema equivalente en su novela "La Naranja Mecánica". El resultado fue magnífico, constituyéndose en unos de los logros del film, que fue galardonado con los premios “César”, mejor película y mejor director y el “Oscar”, a la mejor película extranjera, en 1983.
V ALBERTO HURTADO: “UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS”
Si tuviera que seleccionar, a mi juicio, diez chilenos notables del siglo XX, mencionaría entre ellos al Padre Alberto Hurtado y al Cardenal Raúl Silva Henríquez, por sus contribuciones a la nación en materias tan sensibles como la solidaridad social y el respeto de los derechos humanos. El “Hogar de Cristo” y la “Vicaría de la Solidaridad”, son obras ejemplares, que no solo enorgullecen a los católicos sino a todos los chilenos.
Con motivo de la canonización de San Alberto Hurtado –en estos días se cumple un año de ese acontecimiento—la Iglesia chilena editó una selección de sus textos con un título magnífico: “Un fuego que enciende otros fuegos”. Cuando el libro llegó a mis manos, lo primero que hice fue revisar el índice, luego las solapas, la presentación y al apéndice y no encontré una palabra que lo justificara. En Internet encontré la homilía del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Angelo Sodano, en la misa de acción de gracias, celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que lo vincula con las vocaciones sacerdotales, nacidas del “contacto del alma inflamada de un apóstol, eran la realización, en el tiempo, de la eterna palabra de Jesús: “he venido a prender fuego en el mundo !Y ojalá estuviera ya ardiendo! (Lc: 12.49)” El texto completo está en: www.jesus.cl
VI JAMES BALDWIN: "LA PROXIMA VEZ EL FUEGO”
En los Estados Unidos de Norteamérica la esclavitud cedió el paso a la discriminación y a la segregación racial, y, poco a poco, gracias a la lucha intransigente de muchos negros y blancos, movimientos políticos y religiosos radicales y pacifistas, a un proceso de integración, que, afortunadamente para la humanidad, es cada vez más un conflicto social que racial. “Movimiento por las libertades ciudadanas”, los Panteras Negras, Malcom X, Martin Luther King, , n el movimiento negro musulmán. En este contexto de luchas reivindicativas, emergió potente la voz de un escritor negro, del Harlem newyorkino, James Baldwin, novelista y ensayista, nacido y criado en el Harlem, Nueva York, en el año 1934, quién puso en el debate su ensayo “La próxima vez el fuego”, que fue editado en español, en el año 1964, por la Editorial Sudamericana, que fue un suceso literario en Norteamérica. Cuando leí los dos ensayos que comprende el volumen quedé impactado por las condiciones de vida del hombre de color en los Estados Unidos de los años 60. Baldwin usa de la modalidad epistolar: bajo el nombre de “Se conmovió mi celda”, escribe a su sobrino James, y con el título de “Al pié de la cruz”, escribe “desde una región de (su) mente”. Esta modalidad le permite ser sencillo, claro, coloquial, extremadamente racional e inteligente. Para Baldwin el problema de negros y blancos era la necesidad de aceptarse mutuamente. Comparte el diagnóstico de los radicales negros, pero estima que el hombre de color no debe comportarse como ellos. No es posible oponer a la discriminación una discriminación de signo opuesto. La tarea de blancos y negros es poner fin a la pesadilla racial y transformar a los Estados Unidos y al mundo. Pero no hay tiempo que perder. ”Si hoy no hacemos frente a todo, recaerá sobre nosotros la profecía bíblica recreada por un esclavo negro en la canción: “Dios dio a Noé la señal del arco iris! No más agua, la próxima vez el fuego! ´
VII MARIO BENEDETTI: “GRACIAS POR EL FUEGO”
--“No valía la pena. Yo lo quería a Ramón. ¿Acaso no sabés que lo quería? Tenía miedo a la oscuridad y me miraba con una carita agradecida cuando yo venía a auxiliarlo, a confortarlo. Y una vez le compré diez cajas de soldaditos de plomo, Y tenía una expresión de asombro. No, si yo me olvido. ¿Sabés porqué no me mató, a pesar que puso el revolver sobre la mesa? No me mató, porque en el fondo me seguía queriendo, me seguía necesitando. Era mi hijo, era mi hijo. Y yo lo vi allá abajo, con la cabeza en un charco de sangre.
Edmundo Budiño se da vuelta en la cama, hacia la derecha, y apoya los ojos contra la almohada. Gloria al principio no quiere creerlo. Luego se da cuenta que aquel cuerpo se sacude, en una especie de convulso temblor como si sollozara, acaso efectivamente sollozando. Pero ella no quiere llegar a comprobarlo. Si es verdad que solloza, ese arrepentimiento le parecerá tardío, senil, repugnante. Si, sólo aparenta sollozar, esa hipocresía la parecerá burda, ofensiva y también repugnante. Por un momento Gloria siente un vahío, un comienzo de arcada. Luego se repone. Abre una puerta del placard, pero se encoge de hombros y la cierra, sin sacar nada. Después sale lentamente de la habitación.
En el living recoge su cartera. Descuelga el saco de la percha y se lo pone. No vuelve a mirar hacia el dormitorio y sus movimientos van siendo cada vez más rápidos. Cuando abre la puerta del apartamento parece a punto de gritar, pero se contiene. Por un instante, los sollozos del hombre acostado llenan todo el silencio disponible.
Luego, suena el portazo”
“Gracias por el fuego”, de Mario Benedetti, fue publicada en el año 1964 y es considerada una de sus novelas más importante. Fue escrita y publicada con anterioridad al “boom” de la literatura latinoamericana y—según expone Rosa Tezanos-Pinto, en un ensayo crítico sobre la novela, “es precursora del postmodernismo, porque a diferencia de las narrativas del pre-boom adopta los axiomas que pueden contener varias retóricas políticas” y “porque propone un discurso que no suprime ni silencia la disidencia sino admite y propicia la disparidad discursos que convergen en ella”. . Par el editor “Gracias por el fuego” es testimonio de un conflicto generacional cuanto ataque a la corrupción de una clase dominante. La visión crítica de Uruguay, una constante en su obra, había sido llevada un nivel magistral en su ensayo “El país de la cola de paja”, del que hablaré más adelante, cuando en un próximo spot hablemos del lado oscuro de la Patria.
Entretanto, gracias por el fuego.
VIII RODRIGO FRESAN: “LA FORMA DEL FUEGO”
El escritor argentino Rodrigo Fresan escribió un relato de carácter borgesiano, que narra, en la voz de Forma, la relación entre el fuego y los libros, que, de acuerdo con el registro histórico, se inauguró con el incendio de la Biblioteca de Alejandría, al que referí anteriormente en el spot “Carta a Mr. Dan Brown”, que no tuvo en este espacio ninguna repercusión.
El relato de Forma recuerda que dicha biblioteca, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, volvió a arder, ante el ataque del Califa Omar, en el año 641.
“No conforme con haber descubierto el fuego –narra Forma—el hombre insistido hasta descubrir que el fuego era especialmente útil cuando se trataba de quemar libros…”. Así ha sido desde entonces, en la realidad y en la ficción, primero, por motivaciones religiosas, luego políticas.
“El torrencial dominico Girólamo Savonarola recuerda Forma ordenó a miles de niños florentinos que secuestraran volúmenes teóricamente impíos y que los apilaran para su purificación en la Piazza Della Signoria. La pirámide de letras e historias pronto alcanzó los cincuenta metros de altura ¡y cómo olvidar a ese viento caliente que corrió por las calles de Florencia? ¿Cómo no llorar por tanta ciey tanta ficción consumiéndose en el oxígeno de esa noche maldita?
Las mujeres florentinas perseguían papeles en llamas que se colaban por sus ventanas amenazando el sedoso sueño de las cortinas y así fue como una de esas chispas se demoró un año en alcanzar los hábitos del mismo Savonarola, que ardió como un libro por orden del papa Alejandro VI delante de todos aquellos que habían padecido su sonrisa satisfecha ante el fuego de las palabras.”
Forma nos cuenta de Hitler, de un director de escuela de Drake, Dakota, que ordenó quemar una novela del escritor Kart Vonnegut, en el año 1973, sosteniendo “que los libros y los escritores son irreales”.
Entiendo que el ánimo de Fresán y de Forma no era hacer un listado excautivo de la quemazón de libros, pero como soy chileno, recordaré aquí que después del golpe militar, en Chile se quemaron bibliotecas completas. Recuerdo lo sucedido en la Remodelación San Borja, barrio céntrico de Santiago y cómo, algunos contribuimos al rescate de libros. Algo de eso conté en el post “La campaña de 1970”.
Finalmente, como Forma nos recuerda escenas de Farenheit 451, de Ray Bradbury, recordaré la quema de lis libros de caballería de don Quijote de la Mancha, capítulo VI, por el Cura, el barbero y el ama de llaves, aunque, en este caso, por razones de sanidad mental de su propietario.
--“No valía la pena. Yo lo quería a Ramón. ¿Acaso no sabés que lo quería? Tenía miedo a la oscuridad y me miraba con una carita agradecida cuando yo venía a auxiliarlo, a confortarlo. Y una vez le compré diez cajas de soldaditos de plomo, Y tenía una expresión de asombro. No, si yo me olvido. ¿Sabés porqué no me mató, a pesar que puso el revolver sobre la mesa? No me mató, porque en el fondo me seguía queriendo, me seguía necesitando. Era mi hijo, era mi hijo. Y yo lo vi allá abajo, con la cabeza en un charco de sangre.
Edmundo Budiño se da vuelta en la cama, hacia la derecha, y apoya los ojos contra la almohada. Gloria al principio no quiere creerlo. Luego se da cuenta que aquel cuerpo se sacude, en una especie de convulso temblor como si sollozara, acaso efectivamente sollozando. Pero ella no quiere llegar a comprobarlo. Si es verdad que solloza, ese arrepentimiento le parecerá tardío, senil, repugnante. Si, sólo aparenta sollozar, esa hipocresía la parecerá burda, ofensiva y también repugnante. Por un momento Gloria siente un vahío, un comienzo de arcada. Luego se repone. Abre una puerta del placard, pero se encoge de hombros y la cierra, sin sacar nada. Después sale lentamente de la habitación.
En el living recoge su cartera. Descuelga el saco de la percha y se lo pone. No vuelve a mirar hacia el dormitorio y sus movimientos van siendo cada vez más rápidos. Cuando abre la puerta del apartamento parece a punto de gritar, pero se contiene. Por un instante, los sollozos del hombre acostado llenan todo el silencio disponible.
Luego, suena el portazo”
“Gracias por el fuego”, de Mario Benedetti, fue publicada en el año 1964 y es considerada una de sus novelas más importante. Fue escrita y publicada con anterioridad al “boom” de la literatura latinoamericana y—según expone Rosa Tezanos-Pinto, en un ensayo crítico sobre la novela, “es precursora del postmodernismo, porque a diferencia de las narrativas del pre-boom adopta los axiomas que pueden contener varias retóricas políticas” y “porque propone un discurso que no suprime ni silencia la disidencia sino admite y propicia la disparidad discursos que convergen en ella”. . Par el editor “Gracias por el fuego” es testimonio de un conflicto generacional cuanto ataque a la corrupción de una clase dominante. La visión crítica de Uruguay, una constante en su obra, había sido llevada un nivel magistral en su ensayo “El país de la cola de paja”, del que hablaré más adelante, cuando en un próximo spot hablemos del lado oscuro de la Patria.
Entretanto, gracias por el fuego.
VIII RODRIGO FRESAN: “LA FORMA DEL FUEGO”
El escritor argentino Rodrigo Fresan escribió un relato de carácter borgesiano, que narra, en la voz de Forma, la relación entre el fuego y los libros, que, de acuerdo con el registro histórico, se inauguró con el incendio de la Biblioteca de Alejandría, al que referí anteriormente en el spot “Carta a Mr. Dan Brown”, que no tuvo en este espacio ninguna repercusión.
El relato de Forma recuerda que dicha biblioteca, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, volvió a arder, ante el ataque del Califa Omar, en el año 641.
“No conforme con haber descubierto el fuego –narra Forma—el hombre insistido hasta descubrir que el fuego era especialmente útil cuando se trataba de quemar libros…”. Así ha sido desde entonces, en la realidad y en la ficción, primero, por motivaciones religiosas, luego políticas.
“El torrencial dominico Girólamo Savonarola recuerda Forma ordenó a miles de niños florentinos que secuestraran volúmenes teóricamente impíos y que los apilaran para su purificación en la Piazza Della Signoria. La pirámide de letras e historias pronto alcanzó los cincuenta metros de altura ¡y cómo olvidar a ese viento caliente que corrió por las calles de Florencia? ¿Cómo no llorar por tanta ciey tanta ficción consumiéndose en el oxígeno de esa noche maldita?
Las mujeres florentinas perseguían papeles en llamas que se colaban por sus ventanas amenazando el sedoso sueño de las cortinas y así fue como una de esas chispas se demoró un año en alcanzar los hábitos del mismo Savonarola, que ardió como un libro por orden del papa Alejandro VI delante de todos aquellos que habían padecido su sonrisa satisfecha ante el fuego de las palabras.”
Forma nos cuenta de Hitler, de un director de escuela de Drake, Dakota, que ordenó quemar una novela del escritor Kart Vonnegut, en el año 1973, sosteniendo “que los libros y los escritores son irreales”.
Entiendo que el ánimo de Fresán y de Forma no era hacer un listado excautivo de la quemazón de libros, pero como soy chileno, recordaré aquí que después del golpe militar, en Chile se quemaron bibliotecas completas. Recuerdo lo sucedido en la Remodelación San Borja, barrio céntrico de Santiago y cómo, algunos contribuimos al rescate de libros. Algo de eso conté en el post “La campaña de 1970”.
Finalmente, como Forma nos recuerda escenas de Farenheit 451, de Ray Bradbury, recordaré la quema de lis libros de caballería de don Quijote de la Mancha, capítulo VI, por el Cura, el barbero y el ama de llaves, aunque, en este caso, por razones de sanidad mental de su propietario.
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