¡QUE VIVAN LOS NOVIOS!
Vine a una boda y me encuentro con una misa. No conozco las oraciones ni los cánticos, me pongo de pié o me siento cuando los demás lo hacen. Lamento no ser católico, ello me impide participar en la ceremonia con el entusiasmo y devoción de los demás. Nada me impide convertirme ahora; no sería el primero ni el último en hacerlo. De hecho recuerdo a dos personas que se convirtieron antes que yo y, por coincidencia, ambos son ingleses. GrahaM Greene se convirtió al catolicismo en su juventud. Sin embargo, durante años supuse que lo había hecho en los 50, en la época de la publicación de su novela “El fin de la aventura”, que narra el conflicto moral de una mujer casada, Sarah Miles, que se enamorara de un escritor; algo que tiene que ver con el pecado. Yo recordaba que Sarah, influenciada por un religioso, termina abandonando a su amante para acercarse a Dios. Las primeras páginas de la novela están entre las mejores que he leído, de hecho, muchos años después, cuando escribí el cuento “El desasosiego”, que, a su vez, es muy anterior a la boda en la que estoy, rendí al libro y su autor un secreto homenaje. Además, puse como epígrafe, el mismo que Greene usó en su obra: “El hombre tiene lugares en su corazón que todavía no existen, y que para que puedan existir entra en ellos el dolor”. (Leon Bloy). El otro converso que recuerdo es Tony Blair, el ex primer ministro inglés y líder del Partido Laborista. En alguna época le tuve simpatías políticas pero después de su apoyo a George Busch en su guerra con Irak, lo mejor es olvidarlo. En estos momentos el sacerdote nos invita a rezar “la oración que el propio Jesucristo nos enseñó”. “Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra…”.Me quedo pensando que si Dios “creó” el cielo y la tierra, hubo al menos un instante, en el que ni el cielo ni la tierra existían; no había nada. Todo lo que existe esta o en el cielo o en la tierra. Solo existe Dios. Podría agregar, que si Dios aún no había creado nada, sólo lo era Todopoderoso en potencia. A esta altura siento un cierto calorcillo que me lleva a reconocer, perentoriamente, los evidentes errores de este razonamiento. Desde luego no hay un “antes” de la creación. Un “instante” es un fragmento de tiempo y éste sólo puede concebirse a partir de la creación, de la que es un efecto. Tampoco se puede concebir el espacio antes de la creación. De este modo, sólo Dios puede ser fuera del tiempo y del espacio, lo que explica, por otra parte, que habite un lugar, el cielo, que todavía no existe. En estos momentos el sacerdote nos invita, yo diría, oportunamente, a darnos la paz. Con alivio, beso a mi esposa y saludo a quienes están a mi alrededor, mientras hago una mueca a la hoguera. Me quedan ideas dando vueltas. En mi defensa diré que pocas veces tengo tanto tiempo, tranquilidad y un ambiente tan adecuado, para pensar en las pruebas de la existencia de Dios. Además trato de armonizar lo que fui con lo que soy, luego de mi conversión. Si creo en Dios tiene que ser a mi modo, una simbiosis. Se que Platón escribió sobre este tema; que también lo hizo San Agustín, pero, en verdad, no recuerdo como la justificaron. Trato de elaborar mi propia teoría, pero estoy algo cansado, confundido. Para creer necesito algo más que la Fe. Siento que debo comprender, ahora, cómo Dios pudo surgir de la nada y ser, sin embargo, Todopoderoso. (La ceremonia está terminando). No lo sé ni lo sabré nunca. ¿Lo sabe acaso alguien? En estos momentos la boda concluyen, todos los presentes están felices. Hago un esfuerzo supremo para retornar a la Iglesia, lo logro y grito:¡Que vivan los novios!
1 Comments:
Buena la volada Jorge Bravo, me encantó leerla, la encontré fresca, agil, encantadora y, por cierto, la reflexión es inteligente, bien pensada y mejor escrita.
Espero que pronto tengas oportunidad de participar en otras ceremonias que te permitan acercarte a esos lugares tranquilos para reflexionar (sin perder el sentido del humor) sobre temas entretenidos como el de hoy!
Felicitaciones!
Oscar
Post a Comment
<< Home