LAS CARTAS EN LA MESA

La noche del 13 de diciembre próximo no será muy distinta de la del 11 de diciembre de 2005. En la primera vuelta de la elección presidencial anterior, Michelle Bachelet obtuvo el 45,95% de los sufragios. Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, en conjunto, obtuvieron un 47,63%. (25,41 y 23,22%, respectivamente). El candidato de Juntos Podemos, Tomás Hirsch alcanzó al 5,40%. El triunfo de la actual mandataria en segunda vuelta era predecible. Bastaba sumar la votación de las fuerzas progresistas (51,40). En segunda vuelta obtuvo el 53,5% de las preferencias (subió 7%, mientras Sebastián Piñera legó al 46,5%, un 1% menos.

La última encuesta del CEP, noviembre 2009, pronosticó un triunfo del candidato de la derecha en primera vuelta, con un 36% de los sufragios. Eduardo Frei y Marco Enríquez-Ominami obtendrían, conjuntamente, un 45,96% (el 26,96 y 19%, respectivamente). Jorge Arrate obtendría un 5%. Si sumo los porcentajes de los candidatos de centro izquierda, obtienen, en esta encuesta, el 49,96%. El pronóstico del CEP para la segunda vuelta carece de interés, porque será una elección con una correlación de fuerzas diferente. Para ganarla, Piñera necesitará restarle 13 puntos a la suma progresista. Esto hace predecible su derrota, cualquiera sea su contendor.

En la encuesta CEP de noviembre de 2005, Michel Bachelet llegó al 41% de las intenciones de voto; Tomás Hirsch, al 5%; Sebastián Piñera, el 24% y Joaquín Lavín, el 18%. Si comparo los resultados de ambas encuestas, por universos, el comportamiento de la centroizquierda es prácticamente el mismo, baja el 0,4%. El de la centroderecha, en cambio, es inferior desde todo punto de vista: el vilipendiado Frei 2009, es más que Piñera 2005, (26,96 vs. 24%) y Marco Enríquez-Ominami 2009 que Lavín 2005, (19 vs. 18%); por último. la centroderecha baja del 42 al 36%, esto es, 6 puntos.