LA GUERRA SUCIA

No veo guerra sucia.

El diputado Monckeberg nos recordó que Frei y su esposa donaron joyas a la Junta Militar después del golpe de Estado; que cuando entró a la política y vendió sus acciones de su empresa se quedó con el dinero y no lo regaló al Hogar de Cristo; y que después, siendo Presidente, indultó a un narcotraficante. Otros han recordado que cediendo a las presiones de Pinochet, entonces Comandante en Jefe del Ejército, impidió que el Consejo de Defensa del Estado mantuviera la querella contra el hijo del ex dictador, en el caso de los “pinocheques”, que el diputado de RN prefirió omitir porque en este caso la derecha no tiene reproche alguno.

Por otra parte, se recordaron actos de Piñera que en su oportunidad, causaron polémicas: Mónica Madariaga recordó el caso del Banco de Talca, que todos conocemos, aunque con imprecisiones; se ha mencionado también el complot que montó para desacreditar a su actual vocera Evelyn Matthei, mediante una soez conversación telefónica interceptada y grabada por servicios de inteligencia militar que seguían operando por cuenta propia en democracia, que Ricardo Claro difundió personalmente, irrumpiendo escandalosamente en uno de los programas de su canal de televisión.

El episodio del debate presidencial, transmitido por TVN, merece mención especial

Sebastian Piñera sostuvo que Frei mintió deliberadamente cuando citó el informe de “Transparencia Internacional”, dado a conocer simultáneamente en todo el mundo el mismo día del debate. El hecho objetivo, que Piñera no puede soslayar, es el siguiente: la Superintendencia de Valores y Seguros, en ejercicio de sus atribuciones y en un sumario administrativo, lo multó por infringir la Ley del Mercado de Valores al no abstenerse de comprar acciones de LAN, conociendo los estados financieros de dicha empresa, antes que éstos se hicieran públicos. El bien jurídico protegido por la ley, en este caso, es la transparencia de los negocios bursátiles. Se trata de una norma aplicable a todos los directores de sociedades anónimas que busca evitar que estas personas obtengan ganancias ilegítimas a costa del patrimonio de los accionistas que venden sin tener la misma información. Este es el meollo del asunto, lo demás es irrelevante, accesorio.
Los candidatos, sus comandos y los analistas parecen empeñados en hacernos creer que estamos frente a una guerra sucia, a una campaña desleal. Discrepo de estas opiniones: en ninguno de estos episodios se mintió; aquí no hay injurias ni calumnias, menos complots, montajes o manipulaciones. Lo que no tiene justificación, en cambio, es que los piñeristas que integran el Capítulo Chileno de Transparencia Internacional, como directores y asesores, hayan armado una tremenda safacoca en defensa de su candidato. Es lamentable concluir que, al menos para esos personeros, sus intereses políticos están por sobre la necesaria transparencia de los negocios de su candidato y, peor aún, sobre los objetivos explícitos de la ONG, que integran. Algo así como el gato cuidando la carnicería.