Thursday, November 19, 2009

LA MUJER DEL PROJIMO




«No desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo». (Dt/05/21). A la memoria de Mrs. Jones y Mrs. Robinson:
I

Aunque no me incumba y sea un neófito en la materia, quizá por deformación profesional, pienso que un judio que deseó la mujer de su prójimo antes que Dios entregara a Moisés las Tablas de la Ley, en el monte Sinaí, no cometió pecado y que el que incurrió en el mismo desacato, después de esa revelación y antes de la venida de Jesús, quedó excluido de la salvación. Se trata, finalmente, de una admonición que afecta solamente a los hombres. Es posible que estas afirmaciones puedan ser refutadas por un teólogo, pero ahí están, a merced de los vientos.

II
Es curioso que el mero hecho de desear algo sea motivo de condena. El derecho es más simple. Si deseo el buey o el asno de mi prójimo pero no intento apropiármelo no cometo delito. Además, este mandamiento desvaloriza la mujer deseada cuando la pone al nivel de una casa, un campo, un buey o un asno. También desvaloriza al siervo o sierva. En estos casos, la mujer y el siervo no son personas sino pertenencias del prójimo. Nuestro Código Penal, siguiendo la tradición cristiana, sancionaba el adulterio, pero solamente el de la mujer; pero actualmente esa disposición está derogada.

III
La vida real, el cine, la literatura nos ofrecen historias de hombres, jóvenes o mayores que desearon la mujer del prójimo, por propio encantamiento o por haber correspondido a la seducción de la mujer ajena deseada. Mi amigo Ramiro me sugirió cierta tarde que visitáramos a unas amigas del barrio. -A esta hora no están en casa- respondí, sin interés. -Por lo mismo, la señora X está sola; seguramente nos invitará a esperarlas en su casa y nos ofrecerá algo de beber. Podremos observarla a nuestro gusto- dijo. Acepté de inmediato: la madre era mucho más atractiva que sus hijas.

IV
La señora X nos autorizó a escuchar música mientras esperamos. El locutor anuncia “Me and Mrs. Jones” y Ramiro se apresura a subir el volumen del aparato para asegurarse que la señora X escuche la letra: “La señora Jones y yo tenemos un affaire. Sabemos que está mal pero es demasiado fuerte para que podamos evitarlo. Nos reunimos cada día en el mismo café a la misma hora, hacemos planes...”. La señora X, la mujer madura, no asoció la letra de la canción con nuestra adolescente presencia. Debimos conformarnos con compartir con nuestras amigas y nunca más tocamos el tema.


V
En El Graduado, la película de Mike Nichols, 1967, el joven Benjamín Braddock (el debutante Dustín Hoffman) es seducido por la señora Robinson (Ann Bancroft), durante la celebración familiar de su graduación. El esposo de Mrs. Robinson es socio del padre de Benjamín y quiere que su hija se comprometa con el joven. La señora Robinson tiene otros planes. La música del film pertenece a Paul Simon y Art.Garfunkel y, aunque la canción Mrs. Robertson es una de las más populares, nada nos aporta al tema del adulterio, salvo sus famosos y alegres "¡wo, wo, wo!” o "¡hey, hey, hey!"

1 Comments:

Anonymous Oscar said...

Hermano:

El ex-mandamiento "NO codiciar a la mujer de tu prójimo, etc..." y digo ex pues últimamente lo veo más bien eliminado de los textos católicos. Lo han reducido a un empobrecido "No codiciar lo ajeno" lo que me parece el colmo de la parquedad que poco le viste y calza a la más bien verbal y parlachina iglesia católica.

En todo caso mi opinión es que de todos los mandamientos el único que vale la pena es "no matar" y en ello incluyamos a los humanos y a los animalitos también. Ahora que me parece el colmo que al pobre Moisés le hayan dado unas tablas tan desparejas y poco cepilladas en la que se mezclan lo humano y lo divino como si se tratara de un cuba libre y, además, se mete en un solo saco actos tan desiguales como "mirar a una perica con ojos lánguidos" o "robarse un dulce de membrillo en un supermercado" y "echársela a la muchacha del primer ejemplo y a toda su familia". Por esas serias, no es raro que a Moisés le hayan hecho tan poco caso...

Salud, Oscar

2:51 PM  

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