Sunday, July 02, 2006

ODA A LOS LENTES DE CONTACTO


Me preguntaron una vez cuál era mi invento favorito y contesté, sin vacilar, los lentes de contacto. Ya he contado por ahí que yo desde niño sufrí de una miopía muy alta, lo que me obligaba a usar lentes ópticos. Estos lentes me creaban dos problemas, por su grosor tendían a quebrarse en el centro, aunque, en verdad, este era un problema para los ópticos, y, precisamente a causa del grosor de los lentes, mis ojos, además de grandes, se me desorbitaban.

Por esas rarezas del destino, ambos problemas se me hicieron evidentes el mismo día en que hice el amor por primera vez.

Ese día, antes de ir a casa de mi novia pase por la óptica Hammersley, a retirar mis nuevos lentes ópticos. Resulta que estaba usando unos lentes con cristales verdes, para el sol, pero no me había acostumbrado y quería tener anteojos con cristales normales. Don Andrés sacó los anteojos de un sobre y me los entregó. Al ponérmelos me encontré que los dos cristales tenían un hoyito circular al centro. Trate de mirar de un lado a otro, haciendo circular mis ojos para evitar los hoyitos, pero cada vez que dejaba de moverlos, la mirada, porfiadamente, se me iba por los agujeros. Cuando comprendí que usar los anteojos de ese modo iba a crearme un problema, conté hasta tres y, luego, con serena firmeza y viril energía miré fijamente a don Andrés (por los hoyitos) y le dije: “Don Andrés, le exijo que me haga un buen descuentos por estos lentes porque Ud. comprenderá que... “. No alcancé a terminar la frase y don Andrés me interrumpió bruscamente: “No, de ninguna manera...” Al escuchar el “no” me enfurecí y estaba dispuesto a ir al Sernac a hacer una denuncia, cuando agregó “Le voy a hacer los lentes de nuevo, venga la próxima semana a buscarlos”. Me explicó, luego, que como los cristales eran tan gruesos, al pulirlos, tendían a romperse en el centro. La promesa de don Andrés impidió que el Sernac naciera cuarenta años antes.

De la óptica me fui a la casa de mi novia y, llegando, le conté lo ocurrido con mis anteojos. Mi novia, que estaba sola, se puso muy feliz y me dijo que teníamos que hacer el amor de inmediato, porque mi relato la había excitado tanto, que no podía esperar un segundo más. Con el tiempo descubrí que esta fue una chiva, y que si hubiera llegado contándole que me había comprado un abrigo en la Farmacia Ahumada, aunque estábamos en verano, se habría excitado igual.

Nos desnudamos y nos metimos a la cama. Estábamos haciendo el amor con frenesí cuando, de pronto, mi novia me miró y me dijo: “Amor, ¿te acuerdas que cuando nos metimos a la cama tu me pediste que me sacara los zapatos?”

Yo tengo muy mala memoria, pero de eso me acordaba perfectamente. Mi novia se había lanzado a la cama completamente desnuda pero con zapatos. Yo me la quedé mirando, sorprendido e incómodo, puesto que soy muy pudoroso y estaba allí desnudo, mirándola, atragantado con las palabras, de pié y, por supuesto, sin zapatos, que, sea dicho de paso, fue lo primero que me saqué. Comprendí que nunca podría apartar mi vista de sus zapatos, lo que haría particularmente difícil encontrar una posición que me permitiera hacerle el amor en esas condiciones. Como no solo soy corto de vista, sino también corto de genio, me costó tomar la decisión de pedírselo, pero finalmente, pude sacar la voz y decirle: “Amor, ¿te podrías quitar los zapatos?”

“Te acuerdas, verdad?”, me insistió, ante mi silencio, ya que en vez de contestarle, me había puesto a contarles a ustedes lo que sucedía. “Si, por supuesto”, dije. “Te podrías sacar los anteojos?”, y agregó, para fundamentar su solicitud: “Con esos lentes me parece que estoy haciendo el amor con el General Pinochet...” Me lo dijo despacito como para que yo no saliera arrancando. Bueno, en realidad me dijo a gritos, pero sucede que, con los nervios, no encontré en el teclado los signos de exclamación. Me he preguntado muchas veces como supo mi novia que al General le iban a tomar la foto esa... Uno de estos días pienso contestarme, aunque tal vez sería mejor preguntárselo a mi ex novia. Me tinca que mi esposa no me va a dejar hacerlo, bueno, ahí vemos.

Todavía no les cuento lo peor...

No habían pasado cinco minutos, cuando mi novia en pleno amor me interrumpió de nuevo y me dijo: “¿Amor? ¿Te molestaría ponerte los anteojos de nuevo?

Entonces perdí la paciencia, no solo me puse mis anteojos, también la ropa, y me fui a la óptica, para que me hicieran mis primeros lentes de contacto.

5 Comments:

Blogger tencuidadoconloquedeseas said...

Que buenisima historia!! Que re bien escribir, tio, me encanta.

12:32 AM  
Blogger esteban lob said...

Notable cuento ¿Mentira-Verdad?. Yo también temo alguna represalia de la Chiti en tu contra, apenas ella lo tome en serio.
Saludos y felicitaciones,

Esteban

2:35 PM  
Blogger Arturo Santanac said...

excelente historia... a veces se agradece harto que haya gente que escriba de verdad, en este mundo-blog lleno de personajes poco agraciados literariamente como el que escribe...

4:53 PM  
Blogger pollo4 said...

Gracias!, hasta el momento habia sido un lector silencioso del blog, pero con esta historia ya no me aguanté las felicitaciones.

9:28 AM  
Blogger Unknown said...

Seniores, who is The aide-de-camp of General Pinochet -on this Great Photo ? His Name please ! I cant find information about him - but know he was very interesting person, General and confident of President . Thank You !

12:35 PM  

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