JAQUE MATE
No se como ocurrió, pero hoy me levanté por el lado izquierdo de mi cama, con el pié izquierdo. Con terror me di cuenta de mi error, al verme parado junto a la ventana. Entonces me acosté, lo más rápido que pide, me arropé de nuevo y me volví a levantar, como debe ser, por el lado derecho y con el pie derecho. Pero no conseguí tranquilizarme; no saco nada con engañarme a mi mismo, es obvio que para todos los efectos de mi destino, la que vale es la primera levantada. Ahora me doy cuenta que esta no es la única señal negativa. Anoche dormí mal, tuve pesadillas con la Cloty. Soñé que pese a mis esfuerzos por impedirlo, lograba entrar a mi dormitorio y a mi cama y que me atacaba sexualmente. Todo indica que éste será un mal día.
Tengo que ajustar cuentas con mi subconsciente, no es posible que todavía tenga pesadillas con la Cloty. En los últimos dos años la vi muy poco. Cuando se divorcio del hotelero estaba embarazada y se quedó a vivir en Reñaca. El parto y, luego, el cuidado del bebé, la mantuvieron felizmente. lejos de mi. Su departamento de Santiago estuvo durante este tiempo al cuidado de la Flor, con la que, desde que la conocí, mantuve un ardiente y, a la vez, plácido romance, pero sin ataduras, que hizo que mi vida cambiara para bien. La tranquilidad de mi vida comenzó a tener sobresaltos cuando hace un par de meses la Flor viajó a Lima, para visitar a sus padres, que están enfermos y con dificultades económicas. Ellos tienen un pequeño negocio de abarrotes, que es el modesto sustento de sus vidas. Camilo tiene un año y medio, es un niño simpático, que, afortunadamente para mi, he visto muy poco. Ahora tengo que cuidarme del niño y de de su madre.
-“Flaco, que bueno que viniste temprano”. Todavía está en camisa de dormir y tengo a la vista todos sus atributos. Esta vez su belleza no me produce arrobamiento. Su saludo me puso los pelos de punta. “Afortunadamente para los dos, nuestra relación amorosa ha sido informal, hemos conservado la libertad necesaria para orientar nuestras vidas, sin amarrarnos a compromisos que no siempre se pueden cumplir…” Estoy helado, ¿De que habla la Flor?... “esto facilita las cosas, flaquito. Regreso definitivamente a Lima, me haré cargo de mis padres y del negocio. En Chile me fue bien, pero no puedo traerlos …” ”Espera un momento Flor --la interrumpo-- como piensas resolver los problemas de dinero? Me has dicho que para sacar adelante el negocio necesitas al menos, cinco millones de pesos.”. La cara de Flor se ilumina como si estuviera ante una aparición virginal. “Ese problema está resuelto: la señora Cloty es una santa, ella me dijo que mi deber estaba junto a mis padres y me prestó el dinero que necesito”. “¡La Cloty no es una santa, es una arpía! --grito desaforadamente-- ¡Lo que busca es separarme de ti!”. --“No lo tomes así, después de todo, tu siempre dijiste que era preciso conservar nuestra libertad, sin compromisos y ya no podemos cambiar de opinión. Ven, tomemos desayuno”.
Estoy triste. Hoy se fue la Flor y se que será difícil verla de nuevo. Soy incapaz de hacer algo que pudiera cambiar las cosas y eso me conforta. La fuimos a dejar al aeropuerto con la Cloty y el Camilo. Quería llevarla por mis propios medios, pero la Flor está muy agradecida de la Cloty y era mejor ir al aeropuerto en su automóvil. No sólo terminé aceptando subirme al auto de la Cloty, sino que me vi forzado a conducirlo y a tener como copiloto al Camilo. --“Los hombres adelante” resolvió la Cloty. La despedida fue emotiva, todos, salvo Camilo, lloramos desconsoladamente, aunque por motivos diferentes. Si bien nunca le contamos a la Cloty que éramos amantes, siempre entendimos que lo sabía, pero ella se hace la loca, su ego es tan grande que supone que puede manejar la vida de los demás como si fuese una diosa. Por ahora, lo mejor es actuar a la defensiva, mientas resuelvo el curso que daré a mi vida, que hoy, más que nunca, lo veo lejos de la Cloty.
De regreso del aeropuerto la Cloty me pidió que pasáramos al supermercado. Mientras me tomaba un café y cuidaba a Camilo, la Cloty recorrió con su carro los distintos pasillos. A juzgar por sus compras, prepara un banquete. Mientras regresábamos, dijo sentírse feliz de poder ayudar a los demás. Esta locuaz, se ríe, juega con su hijo. Pienso que alguien pudiera vernos y pensar que somos un matrimonio feliz y siento escalofríos, no me gusta esta comedia.
La Cloty es buena dueña de casa, me dejó a cargo de Camilo y en un dos por tres, tuvo lista la mesa, un magnífico aperitivo, un mariscal, pescado, vino, postre, bajativo. Sigo impaciente, conociéndola, estoy seguro que mostrará sus cartas ahora mismo. El alcohol me levantó el ánimo y contribuyo al ambiente seleccionando la música y alabando las habilidades de la anfitriona. En cierto sentido la partida de Flor me sacó un peso de encima, ya que, me parecía, habíamos llegado al límite posible y que estábamos a punto de comprometernos, en circunstancia que teníamos problemas objetivos que serían muy difíciles de afrontar.
La Cloty me sirve whisky con hielo y se sienta a mi lado. “Camilo duerme, como un angelito”, dice. En las manos tiene un gran sobre, extrae una fotografía de un niño recién nacido, desnudo, sobre una bandeja. Me pide que lo reconozca. Para mi asombro, se trata de una fotografía que mi madre me tomó al poco tiempo de nacer. No alcanzo a reaccionar y tengo ante mis ojos otras dos fotografías, en una doy mis primeros pasos y, en la otra, estoy sentado en la escalera de mi casa. Quiero saber de donde las sacó y dice que yo se las di. Recuerdo que una vez se las mostré pero no recordaba haberlas perdido. En todo caso son copias ampliadas de las originales. Luego me muestra una cuarta foto, de nuevo un niño recién nacida, desnudo en una bandeja. Me pide que la reconozca. Estoy sobrecogido, no quiero pensar. –“Es Camilo”, digo. Cloty tiene otras dos fotos en la que su hijo parece imitarme. Ahora las pone una al lado de la otra y me mira en la misma forma como un maestro de ajedrez anuncia a su rival un jaque mate. –“Dime si no son dos gotas de agua”, dice triunfalmente. Estoy mudo, bajo los efectos de un schock.
--¡”Vas a tener que hacerte el ADN, flaquito”!
5 Comments:
Me gusta de este relato breve ya que logra describir en unas pocas líneas a un tipo de personalidad, muy a la chilena, del conformista simpático y superficial que logra adaptarse, sin muchas dificultades, a lo que le traiga el presente, por lo general el presente de otros o de otras.
Saludos, Oscar
Lima, 13 de Junio 2007.
Te anuncio mi pronto retorno a Santiago.
Me has calumniado, al pretender que lo nuestro no es algo serio.
Estoy sirviéndome mis últimos suspiros limeños y tomando algo de pisco de pisco...el auténtico.
En tanto, dale saludos diabólicos a la Cloty y muy cordiales a la Chiti, que ya es hora que también la incluyas en tus ensayos literarios.
Flor.
Esteban:
Yo creo que la Flor no vuelve. Conoce muy bien a la Cloty y sabe que con ella no se juega. En cuanto al flaco, perdió la brújula y nadie sabe en que puede terminar. Los personajes de ficción suelen tener su propia vida y, ellos mismos van determinando su destino.
En cuanto a la Chiti es mejor que se mantenga fuera de este cuento.
Supongo que no has tenido noticias de la Sra. Zoila Nieves de Mendoza, ¿Verdad?.
Saludos
hola. encontré por caso tu blog en el web. soy italiana y esta manana piensé a una historia de un viejo libro de lengua espanola de mi abuelo, que yo nunca conocì. cuando tenia, 14-15 anos, empeze a ler muchos de los libro de este abuelo. en el libro de espanol estaba esto pequeno poema que aprendì. era la historia del perro triste, flaco, sucio. terminava asì, me parece: "el nombre le pesava come una montana, se llamava Judas".
puedes decirma algo màs de este cueto?
lornapap.splinder.com
Lorna:
Al parecer te refueres a un libro de cuentos que se llama "El Alma de los Perros", cuyo autor es un uruguayo que vivió y escribio en Argentina, donde ejerció el periodismo. Se trata de Juan José de Soiza Reilly. Me imagino que vistes el post, que publiqué en este blog hace algún tiempo. El perro de la historia se llama Judas y el cuento dr titula ·Jesucristo". Es uno de los mejores que he leido. Desafortunadamente no está disponible en la web. Pensé publicarlo en el blog, tal vez, alguna vez lo haga. Sobre el autor puedes buscar en google.Busca "El cusrto de hora de Juan José de Soiza Reilly". Saludos afectuosos.
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