Thursday, October 16, 2008

LAS DIABOLICAS


Escuche esta noticia en alguna parte y la confirmé en el sitio del CitroClubChile: “La mítica citroneta está de fiesta. Nacido en 1948, en plena posguerra, el “dos caballos” de Citroën está cumpliendo esta semana sesenta años, en los que se ha convertido en una de las leyendas de la industria mundial del automóvil. Para conmemorar tan magna data, la marca francesa y la Ciudad de las Ciencias y la Industria de París abrieron esta semana —y hasta el 30 de noviembre— la exposición titulada “Citroën 2CV 60 años de innovación”.

Cuando escuché esta noticia recordé una de las mejores cintas policiales que he visto, “Las diabólicas”, de Henri-Georges Clozot, del año 1955. Mis recuerdos me indican que las primeras citronetas llegaron a Chile a la época del estreno de dicha película. En ella una pareja de amantes asesina a la esposa del personaje y luego, transportan el cadáver, en un largo viaje, en una citroneta. Mi memoria me dice que, por este motivo, la citroneta fue bautizada popularmente como las diabólicas. Tomen este recuerdo con beneficio de inventario, podría tratarse de un falso recuerdo.

El guión de la película, escrito por Clouzot, se basó en la novela de Boileau-Narcejac “La que no existía”. Los autores del libro son dos destacados escritores franceses de novelas policiales, algunas de las cuales, fueron llevadas al cine, con gran éxito, como el film de Clouzot o “De entre los muertos”, de 1954, convertida en “Vértigo”, por Alfred Hichcock, año 1958, protagonizada por James Stewart y Kim Novak.

Boileau-Narcejac es, pues, un pseudónimo conjunto de Pierre Ayraud, cuyo seudónimo era Thomas Narcejac (1908-1998) y Pierre Boileau (1906-1989).Cuando comenzaron a trabajar en forma conjunta, en 1948, ya eran famosos y ambos habían obtenido el “Prix du Roman d'Aventures: Boileau en 1938 y Narcejac en 1948. Desde el principio se propusieron innovar en el género, creando ambientes propicios y personajes construidos con rigor y profundidad psicológica. Paralelamente, continuaron reinvindicando el género, con ensayos teóricos como “La Novela Policial, Editorial Paidos, Buenos Aires,1968, en la que afirman la autonomía del género.

La novela “La que no existía” fue publicada en 1952. En español hay varias ediciones, entre ellas, la de la Serie Negra, de Editorial Planeta, Barcelona,1985, publicada como “Las diabólicas (La que no existía)”. La novela es precedida de una “Introducción”, en la que Boileau-Narcejac analizan los vínculos de la novela con la película, a partir de las diferencias del novelista, que trabaja con palabras y el director de cine, que trabaja con imágenes. El texto, que termina con un explícito homenaje a Henri-Georges Clouzot, es el siguiente:

“Entre “La que no existía…” y la película que esta novela ha inspirado a G. H. Clouzot, “Las diabólicas”, solo hay una relación, tan ligera que podría considerarse la película ajena al libro, y tan sólida que uno se ve, sin embargo, obligado a reconocer su íntimo parentesco. En realidad ambas desarrollan la misma idea con métodos diferentes, y puede incluso decirse que cuanto más la película se esforzase en mantenerse fiel a la novela, más obligada estaría a apartarse de ella. En este sentido, la película de Clouzot es mucho menos una adaptación que una nueva creación de la que es oportuno subrayar la originalidad.

Los autores del libro han imaginado una novela policíaca clásica, pero en lugar de empezar por el crimen han empezado por la maquinación que conduce a él. El relato está escrito enteramente desde el punto de vista de la víctima lo que constituye la misma esencia del suspense. La angustia nace de la soledad asediada de un ser condenado desde hace mucho tiempo, y es precisamente esa soledad lo que la novela trata de hacer sensible mediante una técnica compleja en sus efectos, pero sencilla por su naturaleza, puesto que no utiliza más que palabras.

En cuanto al director éste trabaja con imágenes y la imagen es mucho más rebelde que la palabra. Imposibles los monólogos interiores, imposible el claroscuro sicológico. La imagen es el modo real, el de los objetos y de los rostros. Clouzot no podía aislar al personaje clave y, no obstante, debía hacer sensible su drama. Le era preciso, pués, inventar una historia en que las imágenes, a su vez. fuésen capaces de mentir sin perder ese carácter de verdad que es la esencia del crimen.

En “El cuervo” la realidad era enigmática; en “El salario del miedo” estaba profundamente corroída por la amenaza de una catástrofe inminente. En este caso se convierte en una máscara. Clouzot, gracias a una intriga notablemente ajustada, alcanza esa perfidia de la imagen que reúne de manera torturante el realismo con el expresionismo. Con ello hace estallar la vulgaridad de la película policíaca y confirma de manera totalmente independiente sus extraordinarias dotes de brujo.

Pero la ambigüedad de la película corresponde a la de la novela. En ésta el mundo es también una máscara y la mentira corrompe invisiblemente hasta los aspectos más familiares de la vida. El héroe del libro es un hombre sobre quién se ha lanzado una maldición y que, poco a poco, se ve aplastado por apariencias que ya no comprende. Los autores han querido en la medida de sus posibilidades, que son modestas, desembarazarse de los lugares comunes de la novela policíaca.

Así, pues, es cierto que Clouzot se ha apartado deliberadamente de nuestra novela. Como todos los grandes creadores, ha hecho gala de una gran independencia. Pero es igualmente cierto que no nos ha traicionado, pues lo que nosotros tratábamos de aportar como novedad es exactamente lo que él ha desarrollado profundizado, ilustrado con esa fuerza, ese punch que caracteriza su estilo. Y porque tenemos una noción exacta de lo que le debemos, hemos querido, al principio de este libro, rendir homenaje al realizador de “Las diabólicas”. Gracias, señor Clouzot”.

1 Comments:

Blogger esteban lob said...

En mi infancia y adolescencia yo leía novelas policiales de un modo particular.
Empezaba por las últimas páginas para conocer al asesino y luego me deleitaba por los errores que cometían quienes lo buscaban, pasando al lado de él sin darse cuenta.

En el cine ese "estilo" no me habría sido posible.


Saludos.

4:20 PM  

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