Wednesday, May 13, 2009

HOLA, SOY TOUMAI




En el cuento "La forma de la espada", de Jorge Luis Borges, su personaje John Vincent Moon hace la siguiente afirmación: "Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine al género humano; por eso no es injusto que la crucifixión de un solo judío baste para salvarlo. Acaso Schopenhauer tenga razón: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres, Shakespeare es de algún modo el miserable John Moon”.

Por mi parte, he afirmado en este blog que, a mi entender, no solo soy los otros, sino todos, en todos los tiempos y los que vendrán. De esto se pueden extraer conclusiones, como, por ejemplo, las que Jean Paul Sartre afirma en un párrafo de su célebre ensayo “El existencialismo es un humanismo”: “Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra parte, la existencia precede a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo que modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera.

Si retrocedo en el tiempo buscando mis antepasados, no llego a Adán y Eva, sino a Toumai. Una expedición arqueológica franco-chadiana, encontró en julio de 2001, en Chad, norte de Africa, el cráneo de un homínido, cuya edad se estimó en siete millones de años, constituyéndose en el más antiguo encontrado hasta hoy y en uno de los hallazgos más importantes en su tipo. En el mundo científico se le conoce como “Toumai”, que en la lengua nativa significa “esperanza de vida”

Si, aunque se trate de un mero divertimento, aceptamos estas hipótesis literarias y existencialistas, yo soy Toumai y puedo observar la evolución de mi especie desde la perspectiva de un habitante del planeta, hace siete millones de años.

“!Hola! Yo, Toumai: tuve que esperar algo menos de siete millones de años para que un pueblo, de entre mis descendientes, me informara que fui creado a imagen y semejanza de un Dios; que mis antepasados fueron Adán y Eva, de quienes, por supuesto, nunca oí hablar; que éstos fueron expulsados de un paraíso; que soy un pecador y que otro de mis descendientes, convertido en Dios, vino a salvarme”.

1 Comments:

Blogger esteban lob said...

¡Hace 7 millones de años!

Pensar que todavía faltaba una enorme cantidad de milenios para que surgiera el avión, la calefacción central, la telefonía celular e internet.
También para que inventaran el fútbol...y el Transantiago.

Pienso a qué me podría haber dedicado de haber estado vivo... hace 7 millones de años.

4:49 PM  

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