Friday, May 01, 2009

SHOICHI YOKOI, EL SELKIRK JAPONES

El teniente Shoichi YokoI de regreso en Tokio.

El marinero escocés Alexander Selkirk protagonizó una de las aventuras más extrañas del siglo XVIII, que permitió al escritor Daniel Defoe crear uno de los personajes literarios más populares de su época, Robinson Crusoe. Como se trata de una historia muy conocida, recordaré sus detalles esenciales. En octubre de 1703, Selkirk, de 27 años, formaba parte de la tripulación del galeón “Cinque Ports”, que navegó el archipiélago de Juan Fernández. Al parecer, desconfiaba de la nave y por ello, habría preferido desembarcar en la isla mayor. Allí vivió, en la mayor soledad, durante más de cuatro años. Selkirk fue rescatado el 2 de febrero de 1709, por el “Duke”. La isla que lo cobijó fue rebautizada como Robinson Crusoe y otra, del mismo archipiélago tiene su apellido.

Que yo sepa, nadie escribió una novela para inmortalizar otra historia, tan sorprendente como la anterior y, tal vez por eso, el nombre de Shoichi Yokoi no quedó registrado en la memoria de la humanidad, como aconteció con el del marinero escocés.


El 24 de enero de 1972 fue encontrado un soldado japonés que sobrevivió durante 28 años en la isla de Guam, Pacífico Sur, ignorando que la Segunda Guerra Mundial había concluido, dramáticamente para su país. Durante la guerra el ejército imperial lo destinó a a China y luego, en 1944, a la Isla de Guam. Cuando las tropas estadounidenses tomaron la isla, la mayoría de los 19.000 soldados japoneses murieron en combate y alrededor de dos mil huyeron a la selva y se entregaron cuando Japón se rindió. Pero un pequeño grupo de sobrevivientes permaneció escondido en la selva, ignorando que la guerra había terminado. Uno de esos hombres era el sargento Shoichi Yokoi, quien se ocultó junto con ocho camaradas que fueron muriendo hasta dejarlo completamente solo.

Shoichi Yokoi vivió 28 años en un lugar inhóspito, alimentándose de cangrejos, caracoles, anguilas y frutas, y cuando su uniforme se deshizo, elaboró ropa con cortezas de árboles. Yokoi fue descubierto por cazadores que lo vieron mientras pescaba. Cuando trataron de hablarle, Yokoi huyó y se refugió en su cueva. Finalmente fue rescatado, regresó al Japón, donde se lo recibió como un héroe.


2 Comments:

Anonymous Oscar said...

Esas cosas las pueden hacer únicamente los japoneses, siendo ellos los descendientes de los samurais. Los demás pueblos y razas, menos aptos para sufrir por asuntos de honor, habrían dejado de combatir ya a la semana.

Saludos,

5:01 PM  
Blogger esteban lob said...

¡Con qué realidad familiar, regional, nacional, bastante modificada... se habrá encontrado el pobre tras tanto tiempo!

9:46 AM  

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