MALAS NOTICIAS
Amaro Gómez-Pablos, el conductor de “24 Horas”, de TVN, pide perdón por comenzar el programa con una noticia policial. Quedo perplejo; uno no pide disculpas por algo que no ha hecho todavía. La especificidad de la noticia, un crimen atroz, según nos enteraremos, tampoco explica las disculpas: nadie espera que un noticiero contenga solo buenas noticias. Por otra parte, cada cuál hace lo que debe hacer, y lo que espero en este caso es ser informado sobre el acontecer. De ahí mi asombro. Pero veamos la noticia que ha preparado “el equipo” de “24 Horas”: Un individuo y dos mujeres asesinaron al padre del primero, para robarle una suma cuantiosa de dinero. Para ocultar el crimen trozaron el cadáver y lo sacaron de la casa en bolsas que el maleante tiró en alguna parte. El periodista está parado frente a la casa en que se cometió el crimen; micrófono en mano interroga a una vecina del hechor. La tipa dice que vió cuando el criminal abrió el portón de la casa y sacó su moto; luego cuando una de las mujeres salió de la casa portando una bolsa que entregó al motorista. “Desde que la vi me di cuenta que no era una bolsa común y corriente”, dice la testigo. El entrevistador y yo quedamos boquiabiertos. Pienso las veces que, cándidamente, he visto a mis vecinos salir de sus casas con paquetes, bolsas, maletas o mochilas, sin que jamás se me pasara por la mente que transportaban partes de un cadáver. La vecina, en cambio, no sólo advirtió este detalle, sino que, además, cooperando activamente con el noticiero y la justicia, mantuvo la vigilancia del sospechoso, permaneciendo en la puerta de la casa hasta que éste regreso al lugar del crimen, por supuesto, sin la bolsa. El periodista agradece a la vecina su testimonio y su valentía, como si realmente hubiere hecho algún aporte a la investigación. Amaro está a punto de llorar, podéis imaginároslo, si no visteis el noticiario, atragantado en sus eses interminables, tratando de explicaros su justo horror. Por mi parte imagino al conductor como uno de los personajes de una segunda parte de la novela “Tinta roja”, de Fuguet. Mi conclusión es que estoy frente al peor periodismo, al más burdo, truculento, morboso y sensacionalista, a aquel que en mi juventud se motejaba como ¡prensa amarilla”. Me pregunto si será posible que el periodista esté sospechando que hay mucha gente harta de este tipo de periodismo, que espera que Sebastián Piñera compre el canal, que como televisión pública es una estafa, ya que hablamos de temas policiales.
Con todo, sería más sorprendente aún, que Amaro Gomez-Pablos hubiere pedido perdón por esto: lleva demasiado tiempo haciendo lo mismo.
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