Thursday, March 05, 2009

EL AMOR, LA GUERRA Y LA PAZ

Un humorista argentino, de cuyo nombre no quiero acordarme, sostuvo que la consigna “haz el a mor no la guerra”, es contradictoria, debido a que el amor, ordinariamente, termina en una conflagración. Si esto es así, supongo que no lo es, o, al menos, no siempre, se trata de una falacia antigua; y no me refiero a los hippies de los 60, sino a los griegos, 400 años antes de Cristo.
A diferencia de sus contemporáneos Sófocles y Eurípides, ambos mayores, Aristófanes cultivó, con acierto, un género que nos es muy familiar, la comedia; y lo hizo en forma que hoy sorprende por su frescura, audacia y actualidad. Se trata, por otra parte, de un método eficaz para desplegar una sátira de las costumbres y creencias de la época, incluidas las filosóficas y religiosas, que le valieron no pocas dificultades.

Lo anterior es particularmente evidente en “Lisístrata” (411 aC), que narra la historia de una mujer ateniense, de ese nombre, que cansada de la guerra del Peloponeso, que enfrentó a atenienses y espartanos, elabora un plan para detenerla; está convencida que los hombres son incapaces de acabar con la guerra, por lo que la paz debe ser construida por las mujes. Cuando explica su plan, las mujeres lo rechazan. Lisístrata ha ido demaciado lejos:
“Lisístrata: Voy a decíroslo, pues no tiene ya que seguir oculto el asunto. Mujeres: si vamos a obligar a los hombres a hacer la paz, tenemos que abstenernos...
Cleonice: ¿De qué? Di.
Lisístrata: ¿Lo vais a hacer?
Cleonice: Lo haremos, aunque tengamos que morirnos.
Lisístrata: Pues bien, tenemos que abstenernos del cipote. ¿Por qué os dais la vuelta? ¿Adónde vais? Oye, ¿por qué hacéis muecas con la boca y negáis con la cabeza? ¿Por qué se os cambia el color? ¿Por qué lloráis? ¿Lo vais a hacer o no? ¿Por qué vaciláis?
Cleonice: Yo no puedo hacerlo, que siga la guerra.
Mírrina: Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la guerra.
Lisístrata: Y, ¿tú eres la que dice eso, rodaballo?. ¡Si hace un momento decías que te dejarías cortar por la mitad!.
Cleonice: Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay nada comparable, Lisístrata”. (1)

La resistencia de las mujeres atenienses comienza a ceder cuando una espartana se une al plan y muestra que es posible su realización. Por otra parte, las ancianas se han apoderado de la administración de la ciudad, abandonada por los varones, ocupados en la guerra, y han cortado el suministro económico. El plan de Lisístrata se pone en marcha:

“Cinesias: ¿Me quieres? ¿Por qué, entonces, no te has acostado, Mirrinita?Mirrina: ¡Tontísimo!¿Delante del niñito?Cinesias: No, por Zeus; ¡llévate a casa a éste, Manes! Hete aquí que el niñito ya se ha ido, mas tú no te acuestas.
Mirrina: ¿Dónde, desgraciado, podría una hacer eso?
Cinesias: ¿Dónde? La cueva de Pan es buena.Mirrina: Y ¿cómo, entonces, podría ir pura a la Acrópolis?Cinesias: Lavándote muy bien en la Clepsidra.Mirrina: Entonces, tras prestar juramento,¿ lo violaré, tonto?Cinesias: ¡Que se vuelva contra mí! No te preocupes nada por el juramento.Mirrina. ¡Ea, pues! Traeré una camita para los dos.
Cinesias: ¡De ningún modo! El suelo nos basta.
Mirrina: ¡No, por Apolo! A ti, aun siendo como eres, no te acostaré en el suelo.Cinesias: ¡La mujer me quiere! ¡Está bien claro!.Mirrina: ¡Aquí está! Acuéstate, y yo me desnudo. Ahora bien; una cosa...; hay que sacar una estera. Cinesias.¿Qué estera? Para mí, no.
Mirrina: ¡Sí, por Ártemis! ¡Vergonzoso es, al menos, echarse sobre las correas!
Cinesias: Déjame besarte.Mirrina.¡Toma!
Cinesias: ¡Huy, huy!¡Ven muy pronto!Mirrina: ¡Aquí está la estera!Acuéstate y yo me desnudo. Mas, una cosa...; no tienes almohada.Cinesias: Tampoco la necesito yo.
Mirrina: ¡ Sí, por Zeus! ¡Yo sí!.Cinesias: ¡Este pijo es Heracles invitado a un banquete!Mirrina: ¡Levántate! ¡Da un salto!.
Cinesias: Lo tengo todo.Mirrina:Todo, sí.
Cinesias: Ven aquí, tesorín.Mirrina: El sostén ya me lo suelto. Acuérdate, pues, no me engañes respecto a las treguas.Cinesias_ ¡Sí, por Zeus! ¡Que me muera de lo contrario!
Mirrina: Colcha no tienes.Cinesias: No, por Zeus; ni me hace falta.¡ Joder es lo que quiero!.Mirrina: ¡Tranquilo!Lo harás. Vuelvo pronto. Cinesias. Esta mujer me machacará por causa de las mantas.Mirrina: ¡Levántate!
Cinesias: Mas, ¡levantado está esto!Mirrina: ¿Quieres que te perfume?
Cinesias: No, por Apolo; a mí, no.Mirrina: ¡Sí, por Afrodita! ¡Si quieres, como si no!.Cinesias: ¡Así se salga el perfume!¡Oh Zeus señor!Mirrina: Alarga la mano, toma y frótate.Cinesias: No es grato este perfume, por Apolo, sino machacador y sin olor a unión sexual.Mirrina: ¡Tonta de mí! He traído perfume rodio.Cinesias. ¡Bueno es!¡Déjalo, maldita!
Mirrina. Dices tonterías.
Cinesias: ¡Que se muera del peor modo el primero que coció un perfume!Mirrina: Toma este frasco.
Cinesias: ¡Tengo otro! Acuéstate, desgraciada, y no me traigas nada.
Mirrina: Lo haré. ¡Sí, por Ártemis!. Me descalzo, pues. Mas, queridísimo, ¡que apoyes el decreto para hacer las treguas!
Cinesias: Lo pensaré. (Advierte que Mirrima se ha ido.)

En definitiva el plan prosperará y acabará con la guerra. La paz se celebrará como corresponde; después de todo, la consigna de Lisistrata, con sus 24 siglos de experiencia, es “Haz el amor, no la guerra”.

(1) Versión de StarMedia, www.rincondelvago.com.

2 Comments:

Blogger esteban lob said...

En suma, las mujeres han hecho con nosotros lo que se les viene en gana... desde los siglos de los siglos. Amén.

11:38 AM  
Anonymous Anonymous said...

es mi obra Faborita ¡¡arriba aristofanes!!! lisistrata me he enamorado de ti

Ivana

3:25 PM  

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