Tuesday, July 21, 2009

EL FUTBOL Y LA GUERRA


Tendría que hablar de “la guerra y la guerra”, porque desde la aparición del hombre en la tierra nunca hubo paz; o, parafraseando a Julio Cortázar, de “todas las guerras, la guerra”, porque son una misma y única estupidez. Las causas que las originan son distintas pero siempre pueden ser justificadas o explicadas. Desde el ppunto de vista de las víctimas, normalmente ajenas a los conflictos, son una tragedia, un flagelo. Aquí, sin embargo, recordaré una de las más irracionales que conzco, “la guerra del fútbol”.

Hace 40 años, Honduras estaba, como hoy, en los titulares de los periódicos y noticieros del mundo por su inverosímil guerra con El Salvador, en 1969, cuyo detonante fueron los incidentes producidos en los encuentros por las eliminatorias del campeonato mindial de fútbol, de 1970, puesto que ambas naciones mantenían conflictos anteriores, que el fútbol agudizó.
El periodista Henry Mance, en un reportaje publicado en El Espectador, de San Salvador, recuerda estos acontecimientos: “Antes del primer encuentro en Tegucigalpa, la selección salvadoreña no pudo dormir por el ruido de los hinchas locales afuera de su hotel. Perdió 1-0 en la cancha, y cuando entró el gol una señorita en El Salvador se suicidó con un tiro en el corazón. Su funeral fue transmitido por televisión, un juego político para incitar una reacción nacionalista. Cuando llegó el partido de vuelta la semana siguiente, los salvadoreños no perdieron la oportunidad de pagar la falta de inhospitalidad de sus vecinos. Tan pronto como la selección hondureña aterrizó en el aeropuerto, fueron confrontados por afiches mostrando a los negros del equipo como salvajes con huesos en las narices. Otro representó a la figura hondureña, Enrique La Coneja Cardona, cuyos talentos lo habían llevado de una plantación de la United Fruit Company hasta el Atlético Madrid, siendo violado por un jugador salvadoreño que tenía como apodo El Conejo. “Inventaron mil cosas. A mí me resbalaba porque venía del fútbol profesional. Pero vi que mis compañeros se molestaban”, recuerda Cardona. “Después (los salvadoreños) ametrallaron todas las ventanillas del bus que íbamos a utilizar. Y el viernes mataron a dos personas delante del hotel. Nosotros no dormimos en él, fuimos a dormir a la Embajada”. Para colmo de desgracias, en la ceremonia antes del partido, los anfitriones izaron un trapo en vez de la bandera hondureña.
En esas circunstancias, Honduras se satisfizo con perder 3-0. El técnico comentó que la derrota fue afortunada; si el resultado hubiese sido otro, la selección no habría salido viva. Con la serie empatada 1-1, los dos países jugaron un partido de desempate en la Ciudad de México para determinar cuál podría ser el primer representante de Centroamérica en los finales de un Mundial.
La importancia política del partido fue explícita. El técnico de la selección salvadoreña, el argentino Gregorio Goyo Bundio, recuerda que todos los jugadores fueron convocados a la casa del presidente Fidel Sánchez Hernández antes del partido. “Nos dio pan dulce y refrescos. Me dijo que yo como extranjero tendría que cumplir con mi deber patriótico, porque ese fue un partido para la dignidad nacional”. Bundio y sus asistentes, a pesar de no haber recibido sueldo durante seis meses, se inscribieron como soldados reservistas: “¡No nos íbamos a esconder debajo de la cama!”. Pero el argentino sabía que tal sacrificio no excusaría un mal desempeño en la cancha. “¿Cómo pudimos volver a El Salvador derrotados?”, recuerda”.
En esta época vivían en El Salvador miles de hondureños, que trabajaban en actividades agrícolas. En 1969, Honduras puso en marcha una reforma agraria, que expropió latifundios y expulsó a los campesinos salvadoreños, sin considerar la antigüedad de sus residencias o si eran propietarios de tierras. Esta persecución produjo un retorno de salvadoreños a su patria. Esta situación fue aprovechada políticamente por los gobiernos de ambos países en su propio beneficio. Los medios de comunicación jugaron un rol importante, alentando el odio entre hondureños y salvadoreños. Los conservadores en el poder en El Salvador temían que más campesinos implicarían más presiones socioeconómicas en El Salvador, razón por la cual decidieron intervenir militarmente en Honduras.
El 14 de julio de 1969, el ejército salvadoreño lanzó un ataque contra Honduras y consiguió acercarse a la capital hondureña Tegucigalpa. Al igual que hoy, la OEA negoció un alto el fuego que entró en vigor el 20 de julio. Las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto.
Hoy se publican en algunos medios, fue lo primero que leí al abrir mi correo, que el derrocado Presidente Zelaya habría manifestado que la guerra civil en Honduras “ya ha comenzado”. Por mi parte, terminaré este post recordando que en la “guerra de cien horas” como también se la denomina, rieron 4.000 civiles hondureños.

1 Comments:

Blogger esteban lob said...

Hola Jorge:

La historia que recuerdas, conocida como "la guerra del fútbol" es un hecho espantoso.
Pero exculpo al deporte "más bello del mundo" como dice un relator internacional del mismo.

Creo que " se habrías agarrado" de todas maneras. El caldo de cultivo estaba.

Saludos.

2:58 PM  

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