LA DANZA DEL BIEN Y DEL MAL
Los presidentes de Yugoeslavia, Josip Broz, Tito, y de Indonesia, Sukarno.
La masacre de miles de militantes y de simpatizantes del Partido Comunista de Indonesia, de octubre de 1965, constituye uno de los capítulos más dramáticos de la guerra fría. Indonesia proclamó su independencia en 1945, tras el retiro de los japoneses que la habían invadido, en el marco de la segunda guerra mundial. Los Países Bajos reconocieron formalmente la independencia de su antigua colonia, luego de una guerra de reconquista que duró cuatro años. Sukarno emergió como líder indiscutible de la nueva República y fue actor destacado del bloque de países no alineados, del llamado Tercer Mundo.
El periodista francés Tibor Mendé en su libro “Indonesia, los hombres contra la geografía”, (1) citó las siguientes palabras de Sukarno, pronunciadas el 17 de agosto de 1953: “En el ciclo de nuestra vida como nación, los ocho primeros años de nuestra independencia han sido testigos de la danza del “bien” y del “mal”, de la “ganancia” y de la “pérdida”, la danza del esfuerzo constructivo y de las fuerzas destructoras…Para nosotros el problema reside en cuál de las dos fuerzas será más poderosa…” Años más tarde, en 1964, conmemorando un nuevo aniversario de la independencia, hablaría del ”año en que vivir será un peligro”, que Peter Weir transformó en “El año en que vivimos en peligro” (1982), su inolvidable film, sobre estos acontecimientos. Los días del líder nacionalista, que encabezó la lucha independentista de Indonesia y su primer Presidente, estaban contados.
La CIA ejecutaba, paso a paso, a vista y paciencia de todo el mundo, su danza del mal. En octubre de 1965 (2), el General Suharto dió un golpe de estado encubierto. Tras el asesinato de varios generales, los acusó de haber intentado deponer al Presidente Sukarno. Los generales asesinados eran, sin embargo, los más leales al Presidente. Enseguida se desencadenó un brutal golpe contra el Partido Comunista de Indonesia, estonces el mayor del mundo, fuera de Europa oriental. Las distintas fuentes señalan que en una sola noche fueron asesinados entre 500.000 y 1.000.000 personas, con una precisión que prueba una planificación cuidados, cuyo objetivo manifiesto fue liquidar, de un solo golpe, al PKI.
Un periodista chileno, Gregorio Goldenberg, fue casual testigo de la masacre. En su reportaje “Esos 400.000 comunistas muertos”, publicado por la Revista Apsi, el 19 de mayo de 1986, narra que llegó a Yakarta el día anterior al golpe, para participar en una asamblea de periodista de Asia y Africa y para entrevistar al Presidente Sukarno y a los dos vicepresidentes de su gobierno de Unidad Nacional, el Secretario General del PKI, Aldit, y al General Suharto. Antes que la asamblea fueses suspendida, a causa de los acontecimientos, alcanzó a entrevistar a Aldit y al propio Sukarno, antes que éste, con un breve discurso, la diere por inaugurada. Inmediatamente después fue suspendida por los militares y los periodistas quedaron recluidos en sus hoteles, se les CONFISCÓ toda su material, incluido el fotográfico y quedaron a la espera de ser expulsados del país. Goldenberg pudo eludir el cerco militar -el toque de queda impuesto regía desde la medianoche- pudo visitar algunas aldeas cercanas. Su guía se llama Alexander. Para preparar una justificar su salida del hotel, lo lleva a conocer plantaciones tabacaleras y caucheras, le dice “prepárese para ver el infierno. Alexander no me advirtió en que momento cruzaríamos la aldea que me había mencionado, pero repentinamente me encontré con un espectáculo macabro: frente a la vereda, en el frontis de una casa, había seis estacas clavadas en el suelo y en cada estaca la cabeza de una persona. -¡Tome la fotografía!- me gritó Alexander…Tomé mecánicamente esa foto y luego otra y otras. En cada puerta, clavadas en estacas, fotografié cabezas de mujeres, ancianos y niños”. Esto era solo el comienzo, una pequeña muestra de la tragedia. En un momento Alexander lo lleva a su propio barrio y le cuenta que toda su familia fue asesinada. Goldenberg logró salvar sus rollos fotográficos, que vendió a una agencia internacional.
Sukarno tuvo que delegar sus facultades en Suharto, quién asumió el poder en marzo de 1966. Sukarno quedó con arresto domiciliario, hasta su muerte, en 1970.
Durante el gobierno de Salvador Allende fue frecuente leer en los muros de las ciudades, escritas con pintura roja, simulando sangre, la palabra “Yakarta”. La leíamos incrédulos, como una fatídica notificación.
(1) Editorial del Pacífíco, Santiago de Chile, 1955.
(2) Internet: Reportaje “1965: Indonesia, laboratorio de la contrainsurgencia”, de Paul Labarique. Narra pormenorizadamente como la CIA intentó por décadas, derrocar a Sukarno.
La masacre de miles de militantes y de simpatizantes del Partido Comunista de Indonesia, de octubre de 1965, constituye uno de los capítulos más dramáticos de la guerra fría. Indonesia proclamó su independencia en 1945, tras el retiro de los japoneses que la habían invadido, en el marco de la segunda guerra mundial. Los Países Bajos reconocieron formalmente la independencia de su antigua colonia, luego de una guerra de reconquista que duró cuatro años. Sukarno emergió como líder indiscutible de la nueva República y fue actor destacado del bloque de países no alineados, del llamado Tercer Mundo.
El periodista francés Tibor Mendé en su libro “Indonesia, los hombres contra la geografía”, (1) citó las siguientes palabras de Sukarno, pronunciadas el 17 de agosto de 1953: “En el ciclo de nuestra vida como nación, los ocho primeros años de nuestra independencia han sido testigos de la danza del “bien” y del “mal”, de la “ganancia” y de la “pérdida”, la danza del esfuerzo constructivo y de las fuerzas destructoras…Para nosotros el problema reside en cuál de las dos fuerzas será más poderosa…” Años más tarde, en 1964, conmemorando un nuevo aniversario de la independencia, hablaría del ”año en que vivir será un peligro”, que Peter Weir transformó en “El año en que vivimos en peligro” (1982), su inolvidable film, sobre estos acontecimientos. Los días del líder nacionalista, que encabezó la lucha independentista de Indonesia y su primer Presidente, estaban contados.
La CIA ejecutaba, paso a paso, a vista y paciencia de todo el mundo, su danza del mal. En octubre de 1965 (2), el General Suharto dió un golpe de estado encubierto. Tras el asesinato de varios generales, los acusó de haber intentado deponer al Presidente Sukarno. Los generales asesinados eran, sin embargo, los más leales al Presidente. Enseguida se desencadenó un brutal golpe contra el Partido Comunista de Indonesia, estonces el mayor del mundo, fuera de Europa oriental. Las distintas fuentes señalan que en una sola noche fueron asesinados entre 500.000 y 1.000.000 personas, con una precisión que prueba una planificación cuidados, cuyo objetivo manifiesto fue liquidar, de un solo golpe, al PKI.
Un periodista chileno, Gregorio Goldenberg, fue casual testigo de la masacre. En su reportaje “Esos 400.000 comunistas muertos”, publicado por la Revista Apsi, el 19 de mayo de 1986, narra que llegó a Yakarta el día anterior al golpe, para participar en una asamblea de periodista de Asia y Africa y para entrevistar al Presidente Sukarno y a los dos vicepresidentes de su gobierno de Unidad Nacional, el Secretario General del PKI, Aldit, y al General Suharto. Antes que la asamblea fueses suspendida, a causa de los acontecimientos, alcanzó a entrevistar a Aldit y al propio Sukarno, antes que éste, con un breve discurso, la diere por inaugurada. Inmediatamente después fue suspendida por los militares y los periodistas quedaron recluidos en sus hoteles, se les CONFISCÓ toda su material, incluido el fotográfico y quedaron a la espera de ser expulsados del país. Goldenberg pudo eludir el cerco militar -el toque de queda impuesto regía desde la medianoche- pudo visitar algunas aldeas cercanas. Su guía se llama Alexander. Para preparar una justificar su salida del hotel, lo lleva a conocer plantaciones tabacaleras y caucheras, le dice “prepárese para ver el infierno. Alexander no me advirtió en que momento cruzaríamos la aldea que me había mencionado, pero repentinamente me encontré con un espectáculo macabro: frente a la vereda, en el frontis de una casa, había seis estacas clavadas en el suelo y en cada estaca la cabeza de una persona. -¡Tome la fotografía!- me gritó Alexander…Tomé mecánicamente esa foto y luego otra y otras. En cada puerta, clavadas en estacas, fotografié cabezas de mujeres, ancianos y niños”. Esto era solo el comienzo, una pequeña muestra de la tragedia. En un momento Alexander lo lleva a su propio barrio y le cuenta que toda su familia fue asesinada. Goldenberg logró salvar sus rollos fotográficos, que vendió a una agencia internacional.
Sukarno tuvo que delegar sus facultades en Suharto, quién asumió el poder en marzo de 1966. Sukarno quedó con arresto domiciliario, hasta su muerte, en 1970.
Durante el gobierno de Salvador Allende fue frecuente leer en los muros de las ciudades, escritas con pintura roja, simulando sangre, la palabra “Yakarta”. La leíamos incrédulos, como una fatídica notificación.
(1) Editorial del Pacífíco, Santiago de Chile, 1955.
(2) Internet: Reportaje “1965: Indonesia, laboratorio de la contrainsurgencia”, de Paul Labarique. Narra pormenorizadamente como la CIA intentó por décadas, derrocar a Sukarno.
2 Comments:
Hermano:
Interesante documentación que traes a la memoria de los que leemos Linea de flotación. Lo raro es que esta masacre de militantes comunistas en Indonesia nunca es recordada por la prensa mundial, tan amiga en cualquier otra oportunidad de recordar magnicidios como el que comentas.
Salud, Oscar
Efectivamente, esta masacre es ignorada en los sitios de efemérides, no existen datos independientes sobre el número de muertos y los hechos, golpe aparente y verdadero, son muy imprecisos. El golpe en Chile tuvo una fecha conocida por todos, en camnio, no se que día se produjo la masacre de Indonesia..
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