Thursday, January 22, 2009

ESPERANDO A GODOT

En el año 1960 o 1961, Eduardo Trabucco me propuso editar una revista. Acepté de inmediato y le solicitamos a Jorge Arrate, entonces su Presidente, el patrocinio del Centro de Alumnos de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Luego, integramos un comité redactor con Fernando Alzate, Rodrigo Quijada y Hernán Rosenktanz, que, lamentablemente, falleció el año pasado en Londres. La revista se llamó “Ideario”, porque, según Eduardo Trabucco, en alguna época anterior, el Centro había tenido una revista con este nombre. No recuerdo cuanto tiempo se publicó, pero es posible que haya alcanzado los tres años y una docena de números.
Cuando preparaba las notas para el post “Esperando a Godot”, encontré en mi archivo el ensayo “Samuel Beckett, Profeta de la Desintegración”, de Hernán Rosenkranz, publicado en la revista “Ideario”, en el año 1961 (1)

Al publicar este trabajo de Hernán, le rindo un tributo de admiración y cariño, que le estaba debiendo y saludo afectuosamente a mis compañeros de “Ideario”, Eduardo, Fernando y Rodrigo y a Jorge Arrate Mac Niven, pre candidato a la Presidencia de la República. ¡Ojalá se enteren!

SAMUEL BECKETT, PROFETA DE LA DESINTEGRACION
“Entre tanto no pasa nada”
La prosapia judía de Samuel Beckett –obsesión mesiánica, iconoclastismo del lenguaje, concepción de la historia como salvación, se transparenta como el sustrato último cuando llega el momento de sacar cuentas sobre “En attendant Godot”, uno de los sucesos teatrales más grandes del siglo. Y resulta no menos sintomático y perturbador comprobar que el motivo de la “culpa”(tan presente en Beckett como la remota causa de la angustia humana) y la extraña idea de de la vida del hombre con sus coordenadas proyectadas hacia un punto que no es que no es sino un pozo ciego, se encuentran también a lo largo de la obra de otro judío genial, Franz Kafka, como si “ser judío” fuera una situación de la que hay que partir encontrar la actitud.

El descubrimiento del linaje nos lleva a una consecuencia insospechada: cualquier ensayo que nos propongamos sobre “Esperando a Godoy” será un ensayo al revés, no precisamente un examen de su calidad, sino una recreación del mismo, no solamente descubrir aguas profundas y sacarlas a la superficie, sino que ante todo, sacarlas en un punto de la superficie; todo descubrimiento es en fondo, invención.
El argumento de “Esperando a Godoy” es más bien simple: en un camino descampado, hacia el atardecer Vladimiro y Estragón esperan a Godoy. Es una Es la crónica interminable de una espera que adquiere dimensiones de eternidad. “Entretanto no pasa nada”, comenta Estragón; ese “no pasa nada” es lo peor que puede pasar: el instante se enmascara en una eternidad vacía y tediosa. ¿Cuál es el sentido de esta espera? ¿Quién es ese misterioso señor Godot, por cuya espera Vladimiro y Estragón postergan su suicidio, y entre tanto “no pasa nada”
Hay una segura contradicción entre buscar el sentido de la espera, y demostrar que ese sentido significa que ni la espera, ni la vida, ni la historia tienen sentido. Sin duda por eso un prologuista, Pedro Barceló, ha dicho “Es peligroso, inconveniente quizá, intentar una explicación de “En attendant Godot”. Caben, si, búsquedas de matices desciframiento de algunas claves. Pero Godot está explicado en si mismo. No hay enigma, ni secretísimas simbologías… se está esperando, Vladimiro y Estragón están a Godot, y lo que importa dramáticamente es esa espera. Es inobjetable la observación de que “Esperando a Godot” carece de sentido, pero esa misma carencia significa al fin una razón de ser, que es lo que se tratará de dilucidar (sin duda, torpemente) en el presente ensayo.

La inocencia culpable

Al principio de “Esperando a Godot”, se desarrolla el siguiente diálogo:
Vladimiro: ¿Y si nos arrepintiéramos?
Estragón: ¿De qué?
Vladimiro: Pues … no hace falta entrar en detalles
Estragón: ¿De haber nacido?

Culpable de haber nacido, la tradición judeo-cristiana inscribe en las frentes de Vladimiro y Estragón el pecado original, hereditario o el inherente a la naturaleza física del hombre. . Pero nosotros entendemos otra cosa, vemos una veta más rica, más profunda, más oculta. La frase “¿De haber nacido? Presenta galerías, subterráneos, , vertientes, fisuras: “¿De haber nacido …judíos?”, ahí está el resorte invisible de la culpa. Se alegará que no es una culpa que les corresponde, y estaremos de acuerdo; lo que nos llama la atención es precisamente, la inversión de sentido que ordinariamente se ha dado a la culpa. . Definir la culpa como el pecado que se comete voluntariamente es una incongruencia, es como accidentarse queriéndolo. Los culpables son siempre inocentes. No puedo sentir culpa por aquello que he querido, la culpa es un accidente que pasa, que padezco, que me posee; los díos padecieron de accidente la culpa de haber nacido judíos.

Parece que el mundo, en alguna parte, tiene un gran patrimonio de culpas. Gordiflones y llenos de sangre como zancudos que cuelgan de los techos. No se nos escapa la ambigüedad de la cuestión; cuál es la procedencia de esas culpas y quién las reparte. Como pensamos tomar este problema como el motivo de un próximo ensayo, se nos permitirá especular a partir de un hecho primordial: Estragón y Vladimiro pacientes de la culpa de haber nacido y es conveniente que se arrepientan.
El nazismo aclaró un punto: La existencia (del judío) es culpable, innecesaria, , nauseabunda, malsana. ¡Que mayor mal que el haber inquietado el reposo cósmico del vacío! ”Mira esta basura. ¡Nunca me he movido de ella!

La obsesión mesiánica

Dice Vladimiro: “¿Qué hacemos aquí?”, es lo que tenemos que preguntarnos. Tenemos la suerte de saberlo. Si, en medio de esta inmensa confusión, una sola cosa esta clara: esperamos que venga Godot.

Para los judíos el tiempo aún no ha sido consumado y su destino parece ser la larga espera de un Mesías que no llega nunca. De un Salvador, que más que salvarnos, salvará nuestra radical absurdidad.
“Vladimiro: Mañana nos ahorcaremos (pausa) a no ser que venga Godot
Estragón; ¿Y si viene?
Vladimiro: Estaríamos salvados.

Pero no resuenan los ecos de una espera dichosa (no hay precisamente esperanza), por que más que una esperanza de Godot, se trata de una des-espera de Godoy, la larga agonía de dos existencias corpusculares en desespera de Godot (Dios). La espera mesiánica del pueblo judío encierra el horrible equívoco de una desesperación de Dios.

El racionalismo de Lucky
Samuel Beckett busca el metalenguaje más allá de las rígidas leyes de la lógica, más allá de las posibilidades del lenguaje estructurado. La estructura es mutilación, la palabra es una trampa: por eso vivimos entrampados. La liberación está en la desintegración del lenguaje. El horrible raciocinio de Lucky es un ejemplo de un lenguaje descuartizado, pétreo, donde cada palabra se vuelca sobre si misma para opacarse, espesarse, bloquearse, deja de ser trampa para convertirse en suprema aniquilación: “Dada la existencia, tal como surge de los recientes trabajos públicos de Fincon y Wattman de un Dios personal…!cua-cuá!…!cua-cuá!….. de barba blanca….!cuá-cuá!... fuera del tiempo, del espacio, que desde lo alto de su divina apatía, su divina atambia, su divina afasia, nos ama mucho, con algunas excepciones, no se sabe porqué, pero eso llegará y sufre tanto como la divina, mirando con aquellos que no se sabe por qué, pero se tiene tiempo en el tormento en el tormento en el tormento, los fuegos, cuyos fuegos, las llamas a poco que duren todavía un poco y quién puede dudar todavía incendiarán al fin las vigas a saber llevarán el infierno a las nubes tan azules por momentos aún hoy y tranquilas…”
Vemos en el raciocinio de Lucky una razón carente de control, aunque se tenga o no la ilusión de él. . Aristóteles nos enseño el orgullo de la razón. ¡Pues bien, ahí esta el raciocinio humano, con sus oropeles, sus galas, sus trompetas al viento!
El raciocinio sólo ha abierto la tumba final de la espera., donde irán a blanquear sus propios huesos sólo han podido convenir las condiciones de su entierro. Pensar es justificar, pensar es descubrir causas y fines, no encontrando la justificación, el raciocinio se ha mordido la cola.
“Vladimiro: ¡Oh, no es eso lo peor desde luego.
Estragón: Entonces ¿qué?
Vladimiro: Haber pensado.
Estragón: Evidentemente.
Vladimiro: Habríamos podido no hacerlo.
El tiempo-pantano
Si hasta acá todo el teatro ha sido “pasado tiempo”, “Esperando a Godot” es un entretanto, no pasa nada; que Vladimiro y Estragón ansían que pase. El tiempo aparece en bruto, sin pulir, macizo, mineral, del cuál la primera falsedad es cronologarlo, en días, meses, años, eras. Vladimiro pregunta a Pozzo cuando se volvió ciego, cuando Lucky enmudeció, a lo que Pozzo responde, repentinamente furioso ”No ha terminado de envenenarme con sus historias de tiempo! Es insensato! “Cuando! “Cuando”, un día, ¿no le basta? Un día como los demás se volvió mudo, un día me volví ciego, un día nos volveremos sordos, un día nacimos, un día moriremos, el mismo día, el mismo instante. ¿No le basta eso?”.

Todo se hunde en el tiempo-pantano, cenagoso, estancado. Estragón no se acuerda lo que ha sucedido el día anterior, el tiempo pantano todo lo devora, , sin dejar rastros. La existencia desnuda.

La falta de intriga, de peripecias, que hay en “Esperando a Godot” tiene por objeto designar la existencia en toda su horrible desnudez, en todo su horrible e indecente vacío, el “entretanto no pasa nada” y los ojos de ciegos de Pozzo dan la sensación de vacío ontológico que la existencia visceral de Vladimiro y Estragón requieren. DiceVladimiro: “Lo evidente es que el tiempo en estas condiciones, pasa despacio y nos lleva a llenarlo con acciones, que, ¿cómo diría?, a primera vista pueden parecer razonables, y a las cuales estamos acostumbrados. Me dirás que es para impedir que nuestra razón se nuble. De acuerdo. Pero he aquí lo que me pregunto a veces, ¿no anda ya errante en la continua noche de los grandes abismos?”

La desintegración culmina con Samuel Beckett: Estragón y Vladimiro arrastran una existencia moribunda e inútil, el lenguaje es descuartizado; el tiempo-pantano semeja una pura consumación; la espera confiada y alegre es reemplazada por una total desesperación de Dios. Sólo la noche larga se encuentra al final de la espera.

(1) No conservo la revista, sólo el artículo. En la primera línea, separado por una franja horizontal, hay tres datos: a la izquierda, el número de la página (14 y 15), al centro, el nombre de la revista, y, a la derecha, el año. Por eso se que se publicó en 1961. En la pag. 13, se publicó el poema “El último poema”, de César Barrenechea, hijo del poeta Julio Barrenechea y hermano de Aura, a quién no veo hace años. En la pag. 16, se publicó un artículo humorístico de Eduardo Trabucco, “Los colores”. Este hallazgo me permite suponer que conservo otros artículos de la revista. Mi archivo personal, que comencé de niño y que abandoné cuando Internet lo hizo innecesario, es voluminoso: Supongo que algún día mis herederos, entre protestas, lo botarán a la basura. “Entre tanto no pasa nada”.

2 Comments:

Blogger esteban lob said...

Confío en que tus herederos...no lo boten a la basura.

Saludos.

2:40 PM  
Anonymous Anonymous said...

http://eekshop.com
A is because another solution back and forth from VoIP technological know-how aspect is the fact that a multi function mean of connecting calls back and forth from point a multi function to point b all of these is the if you love relating to the PRI or otherwise Primary Rate Interface having to do with a tried and true phone systems. Although going to be the main reason back and forth going to be the a few is because similar for those times when compared all your family members not only can they realize how do you an all in one usually are much better and for your business.

3:17 PM  

Post a Comment

<< Home

Web Counter
University of Phoenix