Monday, April 17, 2006

NUMEROS EN LA LITERATURA: ENTRE EL CERO Y EL INFINITO

El CERO y el infinito (Arthur Koestler)
UN día en la vida de Ivan Denisovich (A. Soljetnisin)
Doña Flor y sus DOS maridos (Jorge Amado)
los TRES Mosqueteros (Alejandro Dumas)
CUATRO para Delfina (José Donoso)
CINCO Semanas en Globo (Julio Verne)
SEIS Personajes en busca de autor (Luigi Pirandello)
QV SIETE (Leon Uris)
La caza del Snark, agonía en OCHO espantos (Lewis Carrol)
Los DIEZ días que Estremecieron al Mundo (John Reed)
ONCE minutos (Pablo Coehlo)
DOCE cuentos peregrinos(Gabriel García Márquez)
Estos TRECE (William Faulkner)
Un Capitán de QUINCE años (Julio Verne)
El 18 de Brumario (Carlos Marx)
VEINTE poemas de amor y una canción desesperada (P. Neruda)
VEINTICUATRO horas en la vida de una mujer (Etefan Zweig)
VEINTIOCHO años de Gaullismo (Jacques Soustelle)
Alí Babá y los CUARENTA ladrones (tradicional)
Las 48 Américas (Raymond Cartier)
SESENTA muertos en la escalera (Carlos Droguet)
62/ Modelo para armar (Julio Cortázar)
El espejismo del SESENTA Y CUATRO (Oscar Waiss)
La Vuelta al Mundo en OCHENTA días (Julio Verne)
CIEN años de soledad (Gabriel García Márquez)
Farenheit 451 (Ray Bradbury)
Las MIL Y UNA noches (tradicional)
El año 1905(Boris Pasternak)
1984 (George Orwell)
2001 Odisea en el Espacio( Arthur Clarck)
2666 (Roberto Bolaño)
VEINTE MIL millas de viaje submatino (Julio Verne)
UN MILLON de muertos (José María Gironella)

Agradeceré cualquiera contribución a la lista...

Sunday, April 16, 2006

NOTA FARANDULERA

Para ser franco, los periodistas de espectáculos de la tele me caen mal. Los encuentro lateros, reiterativos, majaderos y...algo tontorrones. Sin embargo, para mostrarles mi buena onda y, esperando que algún día “les caiga la teja”, como decía mi vieja o que “atinen”, como les diría el Senador Flores, les dedico, afectuosamente, la siguiente NOTA FARANDULERA:

“Nuestros periodistas de la farándula criolla se perdieron este verano una “copucha” que les habría dado tema para un semestre. El Viejo Verde invitó al Hombrecillo de Gris a viajar en el Submarino Amarillo hasta Isla Negra, para visitar de sorpresa a su amiga Caperucita Roja. Por esas cosas de la vida, se encontraron allí con la Rocío Marengo y la Celeste Carvallo que pasaban con ella unos días en su casa. Para celebrar el acontecimiento, decidieron salir a bailar a La Naranja Mecánica. Como faltaba uno para completar el sexteto, decidieron invitar a Barba Azul, que últimamente está de capa caída. Así pues, los seis personajes salieron en busca de carrete. En la disco se encontraron con Blanca Nieves y el Soldadito de Plomo, que, alegres, se unieron al lote para iniciar la fiesta. Como era predecible esta resultó un completo fracaso. El Viejo Verde encontraba que las chiquillas estaban algo pasadas de temporadas. En tanto, el Hombrecillo de Gris se negó a bailar toda la noche y se camufló en un rincón oscuro del salón para pasar inadvertido. El Barba Azul quiso aprovecharse de las circunstancias y se dedicó a engrupirse a las damas, sin resultados. El Soldadito de Plomo hizo lo que pudo bailando a saltitos con su única pierna pero se agotó rápidamente y quedó, literalmente, fuera de combate. Como dice Sergio Melnick, el uniformado “no dio el ancho”, resultó “incoherente e inconsistente”. Otro cuento con las mujeres. Rocío Marengo nunca debió salir con este grupo. Se dio cuenta de ello en medio de “reaggeton”, pero como ya era tarde, se amurró y no salió del baño. La Celeste no cuajó con “ellos”, pero tampoco con “ellas”. Por su parte, la Caperucita Roja y Blanca Nieves, muy fome, se pasaron la noche hablando, una, del lobo feroz y de su abuelita, y, la otra, de los siete enanitos”.

Como estoy conciente que esta nota resultó tan aburrida como las de la tele, envío un mensaje a mis amigos: No se preocupen por mí. Esta es mi primera y última nota farandulera. Abandono el género. Cambio y fuera.

Friday, April 14, 2006

UNO NUNCA SABE....


“Uno nunca sabe como son las cosas”, dice Jean Paul, y mira al mar. A su lado, Rosa bebe un trago y calla. El día es frío y negro como la noche, pero son solo las seis de la tarde. “Esta bien Rosa, me da mucha pena, pero creo que hago bien, al fin y al cabo es tu mejor amiga. Te diré todo lo que se de tu amiga Ana. A mi me lo contó mi amigo Joel Vera, el “Paco Tilla”, como lo apoda Leo. El vive en Lebu desde hace cinco años. En enero vino a Viña y nos vimos. Dice que allá todo el mundo sabe que Ana Díaz mató al Juez Silva luego del caso por el hurto del libro de su clase, pero pocos saben que éste era su padre”. Rosa no puede creer que Ana haya hecho algo así.”Ana era la más bella de su curso, de hecho fue la Reina del Liceo ese mismo año. Era muy buena onda, nunca tuvo líos con nadie. Era, como dices, mi mejor amiga, por años”. Rosa se frota los ojos como si todo fuera sólo un mal sueño. “¿Te dijo tu amigo como supo Ana que ese tipo era su padre?. “Si, claro... Lo raro fue que se lo dijo su mismo “tio”, don Juan Silva, un viejo amigo de su mamá, luego que ella le contó que el Juez Silva le puso una multa por lo del lío del libro y no quiso creer, según ella, que todo era solo una broma de un grupo de niñas del curso. La pena fue que el Paco halló el libro en su casa. Fue ahí que don Juan Silva no pudo callar mas y dijo algo que nunca debió decir: “Pero cómo, si el Juez Silva es tu padre”. “Eso es lo que se llama un error fatal... El Paco dice que Ana gritó ¿Qué?, pero que el “tio” Juan se quedó mudo, no pudo decir nada más y se fue. Según se supo, Ana se fue a su casa, tomó un arma, la puso en su bolso, sacó el auto y se fue a ver a su madre. Le dijo: ¿Es cierto que el Juez Silva es mi padre? Su madre se quedó tiesa, de una pieza, luego se puso roja, verde y azul, no supo que decir. “Y él... ¿Lo sabe?”, dijo Ana, en voz muy baja, pues la frase brota desde su alma, “Si, lo sabe -dice ella- pero, es obvio que en este caso el Juez tuvo que hacer su pega...” No sabía como salir del paso, dijo el Paco. Rosa sabía que Ana era de Lebu y que su madre se fue luego de vivir en Viña por diez años. Ana sólo hizo el sexto año allá, en Lebu. ¿Que razón tuvo doña Sofía para irse con su hija a Lebu, si era feliz en Viña? Aquí tiene su casa, nunca le faltó pega, no tenía a nadie en Lebu, no tenía nada que hacer allá”. “Eso es lo raro, salvo que su idea haya sido esa, que Ana sepa quién es su padre y se le armó el lío con lo del libro. El Paco dice que, con todo, en un año, doña Sofía nunca vio ni habló con el Juez. Lo cierto es que nadie sabía en Lebu que, años atrás, doña Sofía fue la novia o algo así de don Pedro Silva...” “Bueno, el Paco me dijo que luego de todo esto, Ana salió sin prisa del local. Al rato suena el fono y una voz ronca, la de Joel Vera, le dice a doña Sofía que “su hija Ana mató al Juez de dos tiros y que ahora está presa, aquí”. “Es cierto Jean Paul -acota Rosa, con un hilo de voz- el azar es eso, no saber nunca cuan cerca gira de uno y cuál es su plan”. Jean Paul llama al mozo, le pide el vale, paga. “Vamos”, dice Rosa. Está tensa y tiene frío. Jean Paul la toma de la mano, la besa y salen del Bar.
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