Friday, August 04, 2006

¿DE QUÉ TRATA EL DISCO DE RAUDALES?

Escrito por: Eduardo Bravo
Mi padre me ha pedido que publique en su blog, un artículo acerca de las letras de las canciones del primer disco de mi banda de rock, que ya está pronto a salir al mercado. Este es un repaso por cada una de los temas, que estarán incluidos en el álbum de Raudales, que se graba en Tarkus, uno de los mejores estudios del país, y según ellos, de Sudamérica. Ahí vamos, espero que les guste.

La virgen del cerro. Esta canción partió más bien de una idea en particular que a mí me molestaba. Recuerdo haber hecho un viaje en teleférico, donde lo que más me llamó la atención era como se reflejaban los dos Santiagos: el de Providencia y el que le daba la espalda al San Cristóbal, que estaba rodeado de poblaciones callampas. Lo peor de todo era ver como la virgen del cerro estaba ubicada de manera tal, que hasta ella le daba la espalda al Santiago que nadie quería ver, como si toda la ciudad estuviera en un complot destinada a aparentar ser una sociedad que no somos. Llegué a mi casa, pensé un poco en la idea, y escribí la canción.
Pamela. La canción Pamela la escribí en mi estadía en Coyhaique, donde evidentemente no estaba con mi polola, llamada del mismo nombre. Creo que fue un día que llegué después de un carrete con gente de allá, donde si bien lo pasé súper bien, porque eran mis nuevos amigos, me sentí un poco solo. Solo en complicidad, en el no sentir que uno pertenece ahí. No era mi construcción la que estaba en esa fiesta sino sólo “un extranjero” con el que la gente podía conversar. Luego asocié, el amor que siento por mi novia, con la idea de la música y de las armonías, que a mi juicio es la forma más elevada de placer que se puede sentir. Y quise jugar con la escala musical y con la alegría de tener una persona como la Pame a mi lado. Ese es el sentido de la canción o el que creo ver ahora por lo menos.
Vaga Ciudad. Esta canción salió de forma innata y rápida una noche en el living de mi casa. Básicamente era un día en el que quería manifestar mi odio y amor por Santiago, y el descontento por querer mostrar mi expresión musical y no tener apoyo de nadie para llevar a cabo el proyecto. “Piensas que fui yo quien te dio la espalda a ti, y tú ni me mencionas ni en tus paredes” Maldita ciudad que no da espacio a nada más que lo que le interesa a ella, sus niñitos de farándula y teleseries de minas huecas.
Sangra Sagrado. La letra tiene mucha relación con las guerras, y en esa época particularmente con la guerra de Irak. Me molesta pensar como Occidente hizo nada por parar la matanza empezada por Bush, y de todos los cínicos políticos de este lado del hemisferio que se las dan de católicos, protestantes o lo que sea, y no les inquieta en lo más mínimo que en su nombre se maten niños en otras partes del mundo.
Cuerpos Geométricos. Es mi pregunta universal nada más (y nada menos) que eso. Para los que no tenemos una religión definida, nos es más fácil reflexionar acerca del cosmos de un modo particular y eso es lo que trato de hacer. Mientras algunos están preocupados de si son buenos o si se pueden ir al cielo, en realidad mi preocupación principal al menos en este momento es si alguna vez voy a poder saber cuantos cuerpos geométricos se ven desde el cielo. Y creo que no lo voy a saber. Eso me inquieta bastante.
Balde con números. Esta canción surge de una imagen que he tenido toda mi vida, producto de una película que vi de Peter Greenaway llamada Conspiración de mujeres. La idea de los números en las películas y en el todo en general la encuentro atrayente, de como el universo parece que puede ser entendido a través de fórmulas matemáticas y cosas de este tipo, y de como no quiero o no me siento del todo parte de ello. Es por eso que la canción grita casi por un acto desesperación “¡estoy, aquí estoy mi amor, debajo de estos números!”.
Comunidad solitaria. Puede sonar un poco grandilocuente de mi parte pero fue así. La letra partió de la idea de “comunidad imaginada” de Benedict Anderson, un académico inglés que planteaba que la idea de nación, no era más que una comunidad imaginada, es decir una construcción. Para agregarle un poco de cosecha de mi parte, surgió la idea de comunidad solitaria, es decir en un lugar en el que convivimos 5 millones de personas en el caso de esta “vaga ciudad” y cada vez estamos más solos. Algo así como lo que cantaba, Bob Dylan en “Blowing in the wind” ¿cuántas orejas debe tener un hombre antes de que pueda oir gritar a la gente?
Pedazos sueltos. Pedazos ZS como yo le llamo, es mi acto de rebeldía en cuanto a letras. Porque todo tiene que tener conexión, porque no puedo actuar como un letrista a lo David Lynch a lo Luis Buñuel. Me burlo inocentemente de esa idea y escribo una letra que consiste en unos órganos del cuerpo humano, lo más asquerosos de todos que caminan por este mundo urbano con muchos corazones repartidos, que pretenden ser uno pero no lo son ¿o si lo son? Ya me enredé...

Esperando salvación. Es la más inocente de todas en cuanto a la letra. No la analicen, sólo cántenla porque eso sí es pegajosa. Aunque tiene algunas ideas sueltas que pueden ser interesantes: “Nada es más cierto que lo incierto, y más grande que lo chico”. Creo que eso es lo mejor de la canción.
Anestesia Mental. Esta canción es la única que no es de mi autoría ya que corresponde a mi buen amigo Andrés. Yo la interpreto como una inyección que logra acabar con el sufrimiento y con las malas experiencias para empezar todo de nuevo. Algo que todos deberíamos hacer, pero pocos lo logran. Creo que Andrés buscaba salir de un estado de decepción en su vida, a través de la manera rápida y fácil, un poco de placebo sentimental otorgado por las ilusiones adolescentes de ser una estrella del rock. ¿Puede ser o muy tollero de mi parte?
No quiero despertar. Ahora la interpreto de una forma distinta. Creo que puede ser entendida desde un estado de ánimo depresivo a partir de la idea de que muchas veces queremos ser iluminados por la luna y no por el sol, por un bar y no un parque, por el alcohol y no por un jugo de fruta. Y esto le pasa al menos al personaje de la canción que se embriaga con la luz y le quita la felicidad, es por eso que no quiere despertar.
Luces. Esta es la última canción que sonará en el disco y la primera canción en componerse. La letra no es más que un letargo y una añoranza de una luminosidad que había sido opacada, por el fin de la adolescencia. Los sonidos de la canción y los armónicos buscaban que cada chispa de luz se transformara en una nota musical, hasta llegar al ruido final, propio de la canción, por una etapa de transición que involucra el paso de un estado de pasividad a un estado de ira. Propio del rock, creo.

LINEA DE FLOTACION

Ponerle nombre a un blog puede ser tan difícil como bautizar un niño. En mi caso, mi padre quería bautizarme como Claudio y mi madre como Roberto, que era el segundo nombre de mi padre. En cualquiera de los casos habría llevado el nombre de un ilustre compatriota, el del pintor o el del pianista.

Mi primer impulso fue bautizar este blog como “Lugares comunes” como una señal de advertencia a mis eventuales lectores, en el sentido que aquí no encontrarán sino indicios, señales, esbozos, sugerencias, evocaciones de temas que tienen que ver con el mundo físico en que estamos insertos y con nuestra condición humana, temas en los que carezco de toda calificación. Se trata, pues, de visiones de un aficionado, de un “amateur”. Además de otro usuario de Blogger, se me adelantaron un escritor francés (Flaubert: (“Diccionario de los lugares comunes”), un cineasta argentino (Adolfo Aristaraín: “Lugares comunes” (2001) y un Ministro de Hacienda chileno (Andrés Velasco). De todos modos era un buen nombre.

La segunda opción fue “Línea de sombra”, un nombre que habría sugerido el paso de la luz a la sombra y viceversa, un fenómeno cotidiano, que agradezco al sol, que siempre me hizo mucha fuerza. De niño me gustaba jugar con el sol, atrapando en la palma de mi mano los rayos que se colaban entre las rendijas de las ventanas o entre las ramas de los árboles. Hay en la línea de sombra un transcurrir inexorable del tiempo, que, según un verso de Quevedo, “ni vuelve ni tropieza”. Es además, el nombre de una estupenda novela de Joseph Conrad.

De la línea de sombra, por asociación de ideas, pase a la de flotación, que como sabes, es un término náutico que describe la que traza el nivel del agua en el casco del barco. Es una línea de intersección, entre la parte visible de la embarcación y la que está sumergida. Me gusta el nombre elegido porque sugiere que su espíritu, podría ser el hacer visible lo que no está manifiestamente expuesto, lo sutil.

Al margen de estos propósitos subliminales, este sitio tiene otros manifiestos, esto es, jugar con las ideas propias y ajenas, combatir las que incomodan y promover las que me motivan a escribir. Tal vez debí agregar la idea de jugar con el tiempo y la memoria.

Termino jactándome de haber incentivado a Esteban Lob a crear su propio blog y obtener que, al menos, mi hijo Eduardo colabore en la edición de Agosto de “Línea de flotación”. En todo caso, si no consigo otros colaboradores, todavía me quedan dos hijas y mi esposa, aunque en este último caso, corra el riesgo de quedarme sin espacio para incluir mis propios spots.

Una nota de última hora. Agradezco los comentarios, en especial el de Claudia Gallusi. Ella comentó “20 años”. En este spot hice un recuerdo del año (1959) en que cumplí 20 años y comparé los destinos de varios individuos, entre ellos Fidel Castro, a partir de una cita de Paul Nizan, escrita entre las dos guerras mundiales. Mi posición frente a las dictaduras de cualquier signo las explicitaré más adelante, pero no puedo eludir la influencia de la revolución cubana en mi pensamiento político. Dicha nota cobra hoy, 01-09-2006, una inesperada actualidad, con las noticias que nos llegan desde Cuba, el sorpresivo alejamiento de Castro de sus funciones a causa de una enfermedad intestinal, a días de cumplir 80 años.

SANTIAGO EN 300 PALABRAS

I

“Estamos sentados, a la mesa de un bar de plaza Italia, a la salida del Metro. Nos miramos fijamente, permanecemos en silencio. Hemos tenido, diría, un malentendido. “Estás linda”, pienso o quizás digo en voz baja. Entonces, en los ojos de Monserrat, reflejado, veo al hombre que ve cuando me mira. “Me voy”, dice, presa de una ira que no comprendo. Se levanta, sale, siento un estallido, desaparecen Monse, el bar, la plaza Italia, la ciudad. Solo resta esta silla que sujeta mi esqueleto, esta mesa, en la que apoyo mis codos y este vaso de licor, su sabor amargo”

II

Hoy sucedió algo raro en el Bier. Llegaron dos clientes habituales. (Otro, desconocido, estaba junto a ventana). El pidió un trago, ella una bebida. Estaban tensos. De pronto ella se levantó, le arrojó el vaso al tipo de la ventana y salió. Don Ramiro estaba ido. El desconocido se limpió la cara y rehusó mi ayuda. Confundido, le expliqué a don Ramiro lo sucedido. Quiso pedir disculpas al desconocido, pero éste, se levantó como pudo, extendió sus brazos, para evitar que se acercara y le dijo: “No hay problemas abuelo”. Entonces don Ramiro lo sentó de un puñetazo. ¿Raro, no?

III


Vaya tarde de mierda. Yo estaba en el Bier-Hall, sentado al lado de la ventana que mira a la Plaza. Sabía que Monserrat se iba a juntar allí con su amante, porque ella misma me lo contó. Había jurado que le iba a dar calabazas. Ella dijo en la oficina que hace tiempo quiere terminar con él, pero que no puede, porque la cohíbe. Le dije, entonces, que hoy la iba estar esperando en el Bar, para darle ánimo. ¿Y qué gané con eso?, un vaso por la cabeza y un combo en la guata. ¡Carlos, no te rías, estúpido!

LOPE DE AGUIRRE: ¿”PRINCIPE DE LA LIBERTAD” O ”LA IRA DE DIOS”?



"Los biógrafos e interpretadores
de Lope de Aguirre se han conjurado
para acumular sobre su memoria tal arsenal de
improperios que han ganado el pleito de
convertirlo en prototipo máximo de la
inequidad humana. Hubo, sin embargo un
notable escritor, político y guerrero del siglo
XIX que no vio a Lope de Aguirre como un
simple matador de gentes sino que lo juzgó
esencialmente como un precursor de la
independencia americana. Ese exaltador de las
ideas de Lope de Aguirre se llamaba Simón
Bolívar y es conocido por nosotros los
venezolanos bajo el sobrenombre de El
Libertador"

Miguel Otero Silva

La novela “Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad”, del escritor venezolano Miguel Otero Silva, se refiere a un episodio insólito en la historia de América.

Según escribe Germán Arciniegas, en su “Biografía del Caribe”, durante los siglos XV y XVI, hubo en nuestro continente muchas leyendas, pero de todas ellas “las dos más estupendas y las que determinaron las empresas más descabelladas y heroicas” fueron las de “El Dorado” y la de la “Fuente de la Eterna Juventud”, la primera en América del Sur y la segunda en La Florida, América del Norte.

Durante los primeros años del período de los descubrimientos territoriales y de la conquista de América, los dos mayores imperios precolombinos, aztecas e incas, fueron saqueados por los conquistadores españoles. El episodio en que Francisco Pizarro exige a éstos últimos para liberar a Atahualpa su propia estatura en oro, causó entre los españoles en el Viejo y Nuevo Mundo una verdadera conmoción. Los aborígenes, conociendo esta ambición la estimularon contando que existía un lugar donde su Rey en las ceremonias religiosas era cubierto completamente en polvo de oro. Los españoles designaron ese lugar como “El Dorado” y su búsqueda fue incesante desde entonces hasta nuestros días.

En el año 1539 coincidieron en Cundinamarca (Colombia) tres expediciones distintas que buscaban dicho tesoro, las de Sebastián Balcázar (fundador de Quito y Guayaquil), Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de Santa Fe de Bogotá) y la del alemán Nicolás de Federmann, sin que existiera entre ellos concertación alguna.

En el año 1541 se organizó en Quito una nueva expedición a cargo de Gonzalo Pizarro, la integraban “cinco mil hombres, cuatro mil llamas, dos mil cerdos, novecientos perros y doscientos cincuenta caballos”. Francisco de Orellana dio alcance a esta expedición y se integró a ella. La situación con l QUE SE ENCONTRÓ era horrible, más de la mitad de sus miembros habían fallecido, los demás eran víctimas del hambre, las enfermedades, el cansancio. Orellana optó por buscar ayuda, con un puñado de soldados, quienes siguiendo el curso del rio Napo, llegaron hasta el más colosal rio que habían conocido, que bautizó como el de las Amazonas.

En su novela, Miguel Otero Silva narra otra expedición, igualmente desastrosa, en la trágica e inverosímil búsqueda del tesoro de “El Dorado”. A sugerencias del propio virrey de Perú, el Capitán Pedro de Ursúa, en el año 1560, organizó una nueva expedición a la que se incorporó Lope de Aguirre. La imprudencia de Pedro de Ursúa, quién se hizo acompañar por su amante, doña Inés de Atienza, expuso a los expedicionarios a las mayores arbitrariedades y abusos. En una oportunidad castigó a un noble español encadenándolo y obligándolo a remar junto a los esclavos negros. A raíz de este incidente, un grupo de soldados se conjuraron para asesinar a Ursúa, como represalia a su estupidez. Los conjurados decidieron entonces escribir una carta al Rey Felipe II, para explicarle su proceder. Cada uno estampó su firma en la misiva y cuando lo hizo Lope de Aguirre, le agregó la palabra “traidor”. La debilidad de Fernando de Guzmán, las andanzas de doña Inés, el cansancio, las enfermedades, las muertes, las conspiraciones, permitieron a Lope de Aguirre asumir cada vez mayores poderes, asesinó a sus oponentes, incluido el cura y cuando se hizo del poder total, cambió completamente el curso de la expedición. Dispuso que los expedicionarios marcharan a Panamá para volver a Perú. Lo más notable de su alocada actitud, fue la carta que dirigió al Rey, en la que se declara independiente de la corona y le niega derecho a las tierras de América a las que nada había aportado.

Miguel Otero Silva cuenta que para reconstruir la historia leyó obras de 188 autores diferentes, “no tan diferentes puesto que suelen copiarse casi literalmente los unos a los otros”, entre cronistas de Indias, memoralistas, historiadores, ensayistas, psiquiatras, narradores, poetas, dramaturgos, etc., que de alguna forma se ocuparon de Lope de Aguirre, su vida y su muerte. De esta voluminosa documentación, el escritor hizo un catastro de los epítetos y descalificaciones que dichos autores formularon en su oportunidad por el personaje: “hombre sin religión y sin ley que obedece a una voluntad inexorable y a instintos de hiena”, “tirano tan cruel como jamás este mundo vió”, “cauteloso, vano, fementido y engañador; pocas veces se halló que dijese verdad, y nunca guardó palabra que diese”; “no era un ente humano sino un agente del infierno”, etc. Simón Bolívar en cambio quiso que la famosa carta fuese conocida por todos, por considerarla”la primera declaración de independencia del Nuevo Mundo”.

También el cine se ocupó de reconstruir la expedición de Pedro de Ursúa, en búsqueda de “El Dorado”. El cineasta alemán Werner Herzog produjo y dirigió durante 1972 “Lope de Aguirre, la ira de Dios”, su primera película, cuyo guión le pertenece. El rol del soldado español que se apodera de la dirección de la expedición, estuvo a cargo del actor Klaus Kinski. Las relaciones entre el actor y el director fueron tan insólitas, que me permití mencionarlas en un spot separado.

ENEMIGOS

Vi tres de las cinco películas que el actor Klaus Kinski filmó bajo la dirección de Werner Herzog. La primera cinta rodada por el cineasta alemán fue “Lope de Aguirre, la ira de Dios” (1972), que lo convirtió de inmediato en un referente del cine alemán y europeo. En esta cinta Kinski interpretó el rol del soldado español (vasco) que, en el siglo XVI, a mitad de una expedición para encontrar el tesoro de “El Dorado”, se alzó contra el Rey de España. Herzog y Kinski se conocían desde niños. Al momento del estreno, cinco años más tarde, surgieron por doquier, versiones de prensa, alimentadas por los propios protagonistas, que hablaron de la conflictiva relación existente entre ambos, que amenazó con hacer colapsar el proyecto cinematográfico de Herzog.

Kinski murió en el año 1991. Al año siguiente se publicó su autografía, bajo el título “Yo necesito amor”. Cuando leí algunos de los fragmentos de dicho libro que bajé de internet, quede asombrado por el grado de virulencia del relato. La narración comienza cuando Herzog llega al departamento de Kinski, para informarlo de su proyecto: Según Kinski, Herzog se quedó “estúpidamente” parado en la puerta y que se vio obligado a “remolcarlo” adentro.

“En cuanto está dentro del piso, empieza a explicarme la película sin que yo se lo haya pedido. Le digo que ya he leído el guión, y, por lo tanto, conozco la historia. Pero no me escucha y habla y habla y habla. Creo que no podría dejar de hablar aunque se lo prohibiese. No es que hable de prisa, “por los codos”, como se suele decir cuando alguien habla mucho y de prisa, escupiendo las palabras, al contrario. Tiene una manera de hablar plúmbea, más perezosa que un sapo, minuciosa, quisquillosa, fragmentaria; de su boca brotan cascadas de palabras, que intenta retener al máximo, como si le pagaran intereses por ellas. Pasa una eternidad hasta que al fin se saca del cerebro uno de sus mocos mentales resecos. Luego se contornea en doloroso éxtasis, como si tuviera llenos de azúcar sus dientes podridos. Una lentísima máquina de parlotear. Un modelo anticuado, cuyo interruptor no funciona y es imposible parar, a menos que se desconecte su interruptor central de la corriente. En fin, debería partirle la cara. No, debería dejarlo inconsciente a puñetazos. Pero incluso inconscientemente seguiría hablando. Aunque le rajasen el gaznate y lo decapitasen, seguirían botándole vaciedades de su boca, como los gases producidos por una putrefacción interior.

No entiendo en absoluto de lo que está hablando, excepto que está enamorado de si mismo sin motivo aparente y está fascinado por su propia osadía que no es más que la ignorancia de un diletante. Cuando cree que ha llegado el momento que yo comprenda lo cojonudo que él es me confiesa, sin más preámbulos y con aire de estar de vuelta de todo, las condiciones de vida y de trabajo que me esperan, como si estuviera leyéndome una merecida sentencia. Y afirma, con el mismo descaro y ramplonería (por decirlo así, relamiéndose los labios, como si se tratare de un bocado delicioso) que todos los que participan en el proyecto están dispuestos a privaciones que les esperan, con tal de seguirle los pasos a él, a Herzog “

No obstante sus aprehensiones, Kinski decide aceptar el rol asignado en el filme, no sin un evidente entusiasmo:

“Le digo a Herzog que Aguirre tiene que ser un tullido, porque no tiene que parecer que su poder procede de su físico. Tendré una joroba. Mi brazo derecho será demasiado largo, como el brazo de un mono. El izquierdo en cambio será demasiado corto, de modo que tenga que llevar sujeta a la parte derecha del pecho, soy zurdo, la vaina de mis espada...”

Kinski hace un extenso relato de las peripecias de la expedición en la selva amazónica peruana, por aire, tierra y rios. La comitiva afronta incomodidades, calor extenuante, la sed, el hambre, la violencia del ambiente, las enfermedades. Herzog quiere que el elenco sufra las mismas inclemencias que las que asolaron a los expedicionarios españoles del siglo XVI. Kinki acusa una y otra vez aHerzog, de todo lo que se le ocurre. La indumentaria de Lope de Aguirre pesa alrededor de quince kilos, que Kinski debe cargar permanentemente porque así lo exige la filmación y el cretino de Herzog.

“Con toda la armadura puesta, me caigo en un charco pantanoso, intento liberar mi cuerpo del fango, pero me hundo cada vez más. Grito inflamado de furia ciega: ¡Yo me largo¡ ¡Aunque tenga que remar hasta el océano Atlántico¡
-Si te largas, acabo contigo, dice ese calzonzazos de Herzog, con cara de susto debido al riesgo que está corriendo.
-¿Cómo vas a acabar conmigo bocazas?, le pregunto con la esperanza de que me ataque y así matarlo en defensa propia”.

Más adelante -he bajado once páginas de internet, que he resumido al máximo-- agrega “Se estrena “Aguirre” en Paris (¡después de cinco años!). Herzog, director inepto, productor inepto y un inepto a la hora de comercializar la película, la ha malvendido por cuatro duros (escalofriadamente mal doblada al inglés) a una distribuidora francesa de mala muerte. En la otra versión, aún peor, (en alemán, con subtítulos, no es mi voz la que se oye --me negué durante años a hablarle... El supuesto “dossier de prensa” no es más que un cúmulo de fanfarronadas hinchadas y mentiras desvergonzadas en favor de Herzog. Su responsable es un baboso “jefe de prensa”que se ha fijado como meta para el resto de su vida lamerle a Herzog su asqueroso culo. En el dossier de prensa aparece por primera vez esa historia analfabeta según la cuál Herzog me forzó por las armas a ponerme delante de la cámara.”

A pesar de todas estas diatribas, Klaus Kinski actuó en otras cuatro películas dirigidas por Herzog, aunque la guerra continuara con la misma intensidad durante sus filmaciones.

En el año 1999, 8 años después del fallecimiento de Kisnki, Herzog presentó el documental “Enemigos íntimos”, donde narra su relación de amistad y odio con Kinske, su “egomaniaco” compatriota. En una entrevista concedida a Ruth Valentini, publicada en “Le Nouvel Observateur”, a propósito de dicho estreno, se explaya sobre dicha relación.

R.V: “Durante el rodaje de Fitzcarraldo en la selva virgen del Amazonas, después de una rabieta del actor, los extras indios estaban aterrorizados por tu mutismo. Te propusieron eliminar a Kisnki, el diablo. ¿Por qué lo rechazaste?”
W.H: Todavía lo necesitaba y solo me importaba el resultado de la pantalla. Pero más tarde lamenté haberles llevado a abandonar el proyecto.

R.V: “Te hubieran metido a la cárcel...!
W.H; “Imagínate, en la selva virgen de Perú, la ley de la jungla está en vigor. El puesto de policía más cercano se encontraba a 400 kilómetros. Algunas buenas botellas de whisky y un par de cientos de dólares hubieran sido suficientes para atestiguar el accidente de caza (Herzog, hombre que sonríe muy poco, ríe a carcajadas)”.

La versión de Kinski se encuentra en www.a`pocatastasis.com/konski-herzodg y la de Herzod en www.temakel.com/cineherzog.

MIGUEL OTERO SILVA, ESTOCOLMO Y AREZZO


Durante varios años fui abogado de la editorial “Nueva Fomentor”, ubicada en la calle Londres, en la comuna de Santiago, cuya gerente era la Sra. Andreína Pacheco. A comienzos de los años 80 esta empresa se transformo en “Seix-Barral y Ariel de Chile”, manteniéndose la Sra. Andreina en la Gerencia General. Para mi fue un periodo provechoso, cada cierto tiempo, cuando llegaban nuevas importaciones, la Sra. Andreina me invitaba a visitar las bodegas de la empresa y me regalaba los ejemplares que yo eligiera. Como desafortunadamente siempre fui un caballero, ejercí esta granjería con una prudencia que todavía lamento.

Las editoriales “Seix-Barral” y “Ariel” estaban entre las más importantes y prestigiosas de España. En sus catálogos figuraban obras de Neruda, Vargas Llosa, Donoso, Edwards, Onetti, y muchos otros escritores españoles y latinoamericanos. Seix-Barral tuvo un rol determinante en la difusión de la literatura del Nuevo Mundo en Europa y contribuyó con sus publicaciones al fenómeno que se llamó el “boom literario latinoamericano”. Sin embargo esta empresa editorial funcionó poco tiempo en Chile porque sus matrices españolas fueron adquiridas por “Planeta”, una editorial que funcionaba desde hace muchos años en Chile.

En esos años yo tenía oficina en el Edificio Carlos V, del Paseo Huérfanos, con mi amigo Adolfo Halabí. En esta época se integró al estudio Ximena Mandujano, una joven abogada que había estudiado Derecho en Venezuela y que necesitaba revalidar su título en Chile. Su familia se había exiliado en ese país después del golpe militar. Su padre, Enrique Mandujano, fue uno de los fundadores del Partido Socialista y yo lo había conocido personalmente cuando trabajaba como procurador en el estudio de su amigo Oscar Waiss. Ximena se vino sola a Chile después de obtener su título profesional en Venezuela. De todo esto me enteré con el tiempo, puesto que su contratación en la oficina corrió por cuenta de Adolfo. Para mi fue una grata sorpresa saber que teníamos amigos comunes y una afinidad en temas políticos, que en esos años, era importante. El Partido Socialista estaba dividido en tres fracciones, la “almeydista”, en la que militaba Ximena; la “renovada”, (la de Arrate, Briones, Núñez, Lagos), a la que pertenecía entonces, y la que encabezada Manuel Mandujano, tio de Ximena, cuya importancia era mínima.

Un día l Sra. Andreina nos invitó a ver libros recién llegados desde España, entre ellos estaban dos novelas de un escritor venezolano, Miguel Otero Silva, de quién no tenía referencias. Ximena lo había conocido durante su exilio y me lo recomendó con entusiasmo: “Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad”, una de las mejores novelas que he leído, y “Cuando quiero llorar no lloro”. La primera la comenté en un spot de esta misma edición. Con posterioridad a la lectura de la novela, encontré a Miguel Otero Silva vinculado a sendas anécdotas contadas por Pablo Neruda y Gabriel García Márquez.

En la primera, Pablo Neruda cuenta lo que le aconteció, luego de saberse que había obtenido el Premio Nobel de Literatura:

“Entre las innumerables cartas llegó una un tanto curiosa y amenazante. La escribía un señor desde Holanda, un hombre corpulento y de raza negra, según podía observarse en el recorte de periódico que adjuntaba, “represento- decía aproximadamente la carta-- al movimiento anticolonialista de Panamaribo, Guayana Holandesa. He pedido una tarjeta para asistir a la ceremonia que se desarrollará en Estocolmo para entregarle a Ud. el Premio Nobel. En la embajada sueca me han informado que se requiere un frac una tenida de rigurosa etiqueta para esta ocasión. Yo no tengo dinero para comprar un frac y jamás me pondré uno alquilado, puesto que sería humillante para un americano libre vestir una ropa usada. Por eso le anuncio que, con el poco dinero que pueda reunir me trasladaré a Estocolmo para sostener una entrevista de prensa y denunciar en ella el carácter imperialista y antipopular de esa ceremonia, así se celebre para honrar al más antiimperialista y más popular de los poetas universales” ....

Tiempo después, cuando se encontraba en Estocolmo para asistir a la ceremonia, ocurrió un hecho “que conmovió a la policía de Estocolmo”; “En la oficina de recepción del Hotel me entregaron una carta. Estaba firmada por el mismo anticolonialista desenfrenado de Panamaribo...”Acabo de llegar a Estocolmo” Había fracasado en su empeño de convocar a una conferencia de prensa pero, como hombre de acción revolucionaria, había tomado sus medidas. No era posible que Pablo Neruda, el poeta de los humillados y de los ofendidos recibiera el Premio Nobel de frac. En consecuencia, había comprado una tijera verde con las cuales me cortaría públicamente “los colgajos del frac y de cualquiera otros colgajos “Por eso cumplo con el deber de prevenirlo. Cuando usted vea a un hombre de color que se levanta al fondo de la sala, provisto de grandes tijeras verdes debe suponer exactamente lo que le va a pasar!

Cuenta Neruda que cuando recibió la carta se encontraba junto a un joven diplomático sueco que lo acompañaba permanentemente. Cuando leyó la carta decidió que había que informar de inmediato a la policía, pese a las protestas de Neruda restándole importancia. Faltaban unas pocas horas para la ceremonia y Neruda almorzaba con un grupo de amigos y les contó lo de las dos cartas del loco de Panamaribo y la forma exagerada como había reaccionado la policía sueca, que en un urgente operativo andaba a la siga del presunto agresor.

“Otero Silva, que almorzaba con nosotros se dio una palmada en la frente y exclamó: ¡Pero si esa carta la escribí yo de mi puño y letra, por tomarte el pelo, Pablo! ¿Qué haremos ahora con la policía buscando a un autor que no existe?”

La otra la tomo de “Espantos de Agosto”, uno de los “Doce cuentos peregrinos”, de Gabriel García Márquez: “Llegamos a Arezzo un poco antes de medio día y perdimos más de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en aquel recodo idílico de la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas inútiles volvimos al automóvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales y una vieja pastora de gansos nos indicó con precisión dónde estaba el castillo. Antes de despedirse nos preguntó sin pensábamos dormir allí y le contestamos, como lo habíamos previsto, que sólo íbamos a almorzar. –Menos mal- dijo ella- porque en esa casa espantan”.
Lo que sigue tienen que averiguarlo ustedes mismos, sólo diré que se trata de una historia fantástica y aterradora, mezcla de nota periodística y de ficción literaria que tiene como protagonista a dos grandes de la literatura latinoamericana.
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