VARIACIONES SOBRE EL TEMA DEL FUEGO
"No solo el fuego arde entre nosotros"
La palabra “fuego” está incorporada a los títulos de libros, películas y composiciones musicales, en algunos casos, por razones meramente estéticas y, en otros, como parte o símbolo del mensaje que el autor desea transmitir a sus lectores, espectadores o auditores. Me interesa analizar algunas de estas obras, lo que haré, al menos, en tres ediciones sucesivas. Comencemos por el principio, ¿qué es el fuego?
Se define el fuego como un proceso de oxidación violenta de un material combustible, que desprende llamas, calor y gases. Encontramos este concepto, por primera vez, en los albores del pensamiento filosófico, en Heráclito, uno de los presocráticos que tuvieron una visión física del cosmos y que se destacaron por la búsqueda del principio de todas las cosas, que radicaron en elementos materiales. Para Tales, este principio era el agua, para Anaxímenes es el agua y para Heráclito es el fuego.
Hecho este preámbulo, entremos en materia.
I
JEAN-JACQUES ANNAUD: “LA GUERRA DEL FUEGO”
Cuando nuestros antepasados, los “homínidos”, pudieron usar el fuego en su beneficio, dieron un paso trascendental en su evolución. ¿Cuándo y donde dio el hombre primitivo este paso? Al parecer no hay hoy una respuesta definitiva sino varias alternativas. La paleontología, la arqueología y la antropología están nutriéndose permanentemente de hallazgos que van modificando sus conocimientos o sus meras hipótesis. Cuando comencé a desarrollar este tema me propuse revisar la información disponible en Internet y encontré la página “China ABC”, que menciona los hallazgos de las ruinas del “Hombre de Beijing”, localizadas en la aldea Zhoukoudian, en el monte Longuo, 48 kilómetros de Beijing. En las proximidades de Zhoukoudian abundan terrenos montañosos de piedras calizas y cavernas naturales. Una de esas excavaciones lleva el nombre de “Caverna de Antropopitecos”, mide aproximadamente 140 metros de largo y corre de este a oeste en el seno de esa montaña. En el año 1929, fueron encontrados en esta cueva vestigios del uso del fuego hace 1,8 millones de años. En las ruinas, fueron descubiertas 5 capas de cenizas, tres acumulaciones más de ese residuo, así como gran cantidad de huesos quemados que correspondían a primitivas antorchas. De esas 5 capas de cenizas, la más gruesa alcanzó los 6 metros. Todas estas reliquias demostraron que el Hombre de Beijing no solo sabía aprovecharse del fuego sino también conservarlo. Parece innecesario mencionar las ventajas que trajo aparejada a la incipiente humanidad el uso y conservación del fuego, sin advertir, previamente que, entre esos dos momentos --“uso” y “conservación” del fuego-- median miles de años de evolución. (1)
El cineasta francés Jean-Jacques Annaud, nacido en 1943, saltó a la fama internacional con su película “La Guerra del Fuego” (1981), la historia de cuatro personajes prehistóricos, tres guerreros de la tribu de los ulams, que salen a la búsqueda del fuego, que su tribu ha perdido, y de una joven que sabe hacerlo. El realizador y su guionista, Gérard Brach, tuvieron que enfrentar el problema de caracterizar sus personajes prehistóricos y proveerlos de un lenguaje verosímil. Para ello contaron con la asesoría del escritor Anthony Burgués, quién había enfrentado un problema equivalente en su novela "La Naranja Mecánica". El resultado fue magnífico, constituyéndose en unos de los logros del film, que fue galardonado con los premios “César”, mejor película y mejor director y el “Oscar”, a la mejor película extranjera, en 1983.
II
SAN ALBERTO HURTADO:
“UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS”
Si tuviera que seleccionar, a mi juicio, diez chilenos notables del siglo XX, mencionaría entre ellos al Padre Alberto Hurtado y al Cardenal Raúl Silva Henríquez, por sus contribuciones a la nación en materias tan sensibles como la solidaridad social y el respeto de los derechos humanos. El “Hogar de Cristo” y la “Vicaría de la Solidaridad”, son obras ejemplares, que no solo enorgullecen a los católicos sino a todos los chilenos. (2)
Con motivo de la canonización de San Alberto Hurtado –en estos días se cumple un año de ese acontecimiento—la Iglesia chilena editó una selección de sus textos con un título magnífico: “Un fuego que enciende otros fuegos”. Cuando el libro llegó a mis manos, lo primero que hice fue revisar el índice, luego las solapas, la presentación y al apéndice y no encontré una palabra que lo justificara. En Internet encontré la homilía del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Angelo Sodano, en la misa de acción de gracias, celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que lo vincula con las vocaciones sacerdotales, nacídas del “contacto del alma inflamada de un apóstol, eran la realización, en el tiempo, de la eterna palabra de Jesús: “he venido a prender fuego en el mundo !Y ojalá estuviera ya ardiendo! (Lc: 12.49)” El texto completo está en: http://www.jesus.cl/
La frase. Un fuego que enciende otros fuegos” va en la homilía entre dos puntos seguidos y no tiene comillas que sugieran una cita, de modo que creo que pertenece al Cardenal Sodano y, desde mi personal punto de vista, supera en precisión, la cita bíblica. (3)
III
MARIO BENEDETTI: “GRACIAS POR EL FUEGO”
--“No valía la pena. Yo lo quería a Ramón. ¿Acaso no sabés que lo quería? Tenía miedo a la oscuridad y me miraba con una carita agradecida cuando yo venía a auxiliarlo, a confortarlo. Y una vez le compré diez cajas de soldaditos de plomo, Y tenía una expresión de asombro. No, si yo me olvido. ¿Sabés porqué no me mató, a pesar que puso el revolver sobre la mesa? No me mató, porque en el fondo me seguía queriendo, me seguía necesitando. Era mi hijo, era mi hijo. Y yo lo vi allá abajo, con la cabeza en un charco de sangre.
Edmundo Budiño se da vuelta en la cama, hacia la derecha, y apoya los ojos contra la almohada. Gloria al principio no quiere creerlo. Luego se da cuenta que aquel cuerpo se sacude, en una especie de convulso temblor como si sollozara, acaso efectivamente sollozando. Pero ella no quiere llegar a comprobarlo. Si es verdad que solloza, ese arrepentimiento le parecerá tardío, senil, repugnante. Si, sólo aparenta sollozar, esa hipocresía la parecerá burda, ofensiva y también repugnante. Por un momento Gloria siente un vahío, un comienzo de arcada. Luego se repone. Abre una puerta del placard, pero se encoge de hombros y la cierra, sin sacar nada. Después sale lentamente de la habitación.
En el living recoge su cartera. Descuelga el saco de la percha y se lo pone. No vuelve a mirar hacia el dormitorio y sus movimientos van siendo cada vez más rápidos. Cuando abre la puerta del apartamento parece a punto de gritar, pero se contiene. Por un instante, los sollozos del hombre acostado llenan todo el silencio disponible.
Luego, suena el portazo” (4)
“Gracias por el fuego”, de Mario Benedetti, fue publicada en el año 1964 y es considerada una de sus novelas más importante. Fue escrita y publicada con anterioridad al “boom” de la literatura latinoamericana y—según expone Rosa Tezanos-Pinto, en un ensayo crítico sobre la novela, “es precursora del postmodernismo, porque a diferencia de las narrativas del pre-boom adopta los axiomas que pueden contener varias retóricas políticas” y “porque propone un discurso que no suprime ni silencia la disidencia sino admite y propicia la disparidad discursos que convergen en ella”. . Par el editor “Gracias por el fuego” es testimonio de un conflicto generacional cuanto ataque a la corrupción de una clase dominante. La visión crítica de la sociedad uruguaya, una constante en su obra, alcanzó un nivel de lucidez magistral en su ensayo “El país de la cola de paja”, del que hablaré más adelante, en relación al lado oscuro de la Patria.
Entretanto, gracias por el fuego. (5)
(1) Aquí hay un buen tema para comentar, la relación entre “creación” y “evolución”. ¿Cómo se justifica que la Iglesia siga diciendo, hoy, que Dios creó a la mujer de una costilla de Adán?
(2) ¿Hubo en el siglo XX diez chilenos notables? A quién(es) pondrías en una lista?
(3) Es posible que al comentar el nombre de este libro haya incurrido en un error, en este caso, por favor corrígelo.
(5) En este blog he citado varias veces a Mario Benedetti. Mi hermano Oscar piensa que Juan Carlos Onetti, su compatriota, es superior. ¿Quién quiere opinar?