Friday, November 10, 2006

VARIACIONES SOBRE EL TEMA DEL FUEGO



"No solo el fuego arde entre nosotros"
Pablo Neruda


La palabra “fuego” está incorporada a los títulos de libros, películas y composiciones musicales, en algunos casos, por razones meramente estéticas y, en otros, como parte o símbolo del mensaje que el autor desea transmitir a sus lectores, espectadores o auditores. Me interesa analizar algunas de estas obras, lo que haré, al menos, en tres ediciones sucesivas. Comencemos por el principio, ¿qué es el fuego?

Se define el fuego como un proceso de oxidación violenta de un material combustible, que desprende llamas, calor y gases. Encontramos este concepto, por primera vez, en los albores del pensamiento filosófico, en Heráclito, uno de los presocráticos que tuvieron una visión física del cosmos y que se destacaron por la búsqueda del principio de todas las cosas, que radicaron en elementos materiales. Para Tales, este principio era el agua, para Anaxímenes es el agua y para Heráclito es el fuego.

Hecho este preámbulo, entremos en materia.

I

JEAN-JACQUES ANNAUD: “LA GUERRA DEL FUEGO”

Cuando nuestros antepasados, los “homínidos”, pudieron usar el fuego en su beneficio, dieron un paso trascendental en su evolución. ¿Cuándo y donde dio el hombre primitivo este paso? Al parecer no hay hoy una respuesta definitiva sino varias alternativas. La paleontología, la arqueología y la antropología están nutriéndose permanentemente de hallazgos que van modificando sus conocimientos o sus meras hipótesis. Cuando comencé a desarrollar este tema me propuse revisar la información disponible en Internet y encontré la página “China ABC”, que menciona los hallazgos de las ruinas del “Hombre de Beijing”, localizadas en la aldea Zhoukoudian, en el monte Longuo, 48 kilómetros de Beijing. En las proximidades de Zhoukoudian abundan terrenos montañosos de piedras calizas y cavernas naturales. Una de esas excavaciones lleva el nombre de “Caverna de Antropopitecos”, mide aproximadamente 140 metros de largo y corre de este a oeste en el seno de esa montaña. En el año 1929, fueron encontrados en esta cueva vestigios del uso del fuego hace 1,8 millones de años. En las ruinas, fueron descubiertas 5 capas de cenizas, tres acumulaciones más de ese residuo, así como gran cantidad de huesos quemados que correspondían a primitivas antorchas. De esas 5 capas de cenizas, la más gruesa alcanzó los 6 metros. Todas estas reliquias demostraron que el Hombre de Beijing no solo sabía aprovecharse del fuego sino también conservarlo. Parece innecesario mencionar las ventajas que trajo aparejada a la incipiente humanidad el uso y conservación del fuego, sin advertir, previamente que, entre esos dos momentos --“uso” y “conservación” del fuego-- median miles de años de evolución. (1)

El cineasta francés Jean-Jacques Annaud, nacido en 1943, saltó a la fama internacional con su película “La Guerra del Fuego” (1981), la historia de cuatro personajes prehistóricos, tres guerreros de la tribu de los ulams, que salen a la búsqueda del fuego, que su tribu ha perdido, y de una joven que sabe hacerlo. El realizador y su guionista, Gérard Brach, tuvieron que enfrentar el problema de caracterizar sus personajes prehistóricos y proveerlos de un lenguaje verosímil. Para ello contaron con la asesoría del escritor Anthony Burgués, quién había enfrentado un problema equivalente en su novela "La Naranja Mecánica". El resultado fue magnífico, constituyéndose en unos de los logros del film, que fue galardonado con los premios “César”, mejor película y mejor director y el “Oscar”, a la mejor película extranjera, en 1983.



II
SAN ALBERTO HURTADO:
“UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS”

Si tuviera que seleccionar, a mi juicio, diez chilenos notables del siglo XX, mencionaría entre ellos al Padre Alberto Hurtado y al Cardenal Raúl Silva Henríquez, por sus contribuciones a la nación en materias tan sensibles como la solidaridad social y el respeto de los derechos humanos. El “Hogar de Cristo” y la “Vicaría de la Solidaridad”, son obras ejemplares, que no solo enorgullecen a los católicos sino a todos los chilenos. (2)

Con motivo de la canonización de San Alberto Hurtado –en estos días se cumple un año de ese acontecimiento—la Iglesia chilena editó una selección de sus textos con un título magnífico: “Un fuego que enciende otros fuegos”. Cuando el libro llegó a mis manos, lo primero que hice fue revisar el índice, luego las solapas, la presentación y al apéndice y no encontré una palabra que lo justificara. En Internet encontré la homilía del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Angelo Sodano, en la misa de acción de gracias, celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que lo vincula con las vocaciones sacerdotales, nacídas del “contacto del alma inflamada de un apóstol, eran la realización, en el tiempo, de la eterna palabra de Jesús: “he venido a prender fuego en el mundo !Y ojalá estuviera ya ardiendo! (Lc: 12.49)” El texto completo está en: http://www.jesus.cl/

La frase. Un fuego que enciende otros fuegos” va en la homilía entre dos puntos seguidos y no tiene comillas que sugieran una cita, de modo que creo que pertenece al Cardenal Sodano y, desde mi personal punto de vista, supera en precisión, la cita bíblica. (3)

III
MARIO BENEDETTI: “GRACIAS POR EL FUEGO”

--“No valía la pena. Yo lo quería a Ramón. ¿Acaso no sabés que lo quería? Tenía miedo a la oscuridad y me miraba con una carita agradecida cuando yo venía a auxiliarlo, a confortarlo. Y una vez le compré diez cajas de soldaditos de plomo, Y tenía una expresión de asombro. No, si yo me olvido. ¿Sabés porqué no me mató, a pesar que puso el revolver sobre la mesa? No me mató, porque en el fondo me seguía queriendo, me seguía necesitando. Era mi hijo, era mi hijo. Y yo lo vi allá abajo, con la cabeza en un charco de sangre.
Edmundo Budiño se da vuelta en la cama, hacia la derecha, y apoya los ojos contra la almohada. Gloria al principio no quiere creerlo. Luego se da cuenta que aquel cuerpo se sacude, en una especie de convulso temblor como si sollozara, acaso efectivamente sollozando. Pero ella no quiere llegar a comprobarlo. Si es verdad que solloza, ese arrepentimiento le parecerá tardío, senil, repugnante. Si, sólo aparenta sollozar, esa hipocresía la parecerá burda, ofensiva y también repugnante. Por un momento Gloria siente un vahío, un comienzo de arcada. Luego se repone. Abre una puerta del placard, pero se encoge de hombros y la cierra, sin sacar nada. Después sale lentamente de la habitación.
En el living recoge su cartera. Descuelga el saco de la percha y se lo pone. No vuelve a mirar hacia el dormitorio y sus movimientos van siendo cada vez más rápidos. Cuando abre la puerta del apartamento parece a punto de gritar, pero se contiene. Por un instante, los sollozos del hombre acostado llenan todo el silencio disponible.
Luego, suena el portazo” (4)

“Gracias por el fuego”, de Mario Benedetti, fue publicada en el año 1964 y es considerada una de sus novelas más importante. Fue escrita y publicada con anterioridad al “boom” de la literatura latinoamericana y—según expone Rosa Tezanos-Pinto, en un ensayo crítico sobre la novela, “es precursora del postmodernismo, porque a diferencia de las narrativas del pre-boom adopta los axiomas que pueden contener varias retóricas políticas” y “porque propone un discurso que no suprime ni silencia la disidencia sino admite y propicia la disparidad discursos que convergen en ella”. . Par el editor “Gracias por el fuego” es testimonio de un conflicto generacional cuanto ataque a la corrupción de una clase dominante. La visión crítica de la sociedad uruguaya, una constante en su obra, alcanzó un nivel de lucidez magistral en su ensayo “El país de la cola de paja”, del que hablaré más adelante, en relación al lado oscuro de la Patria.

Entretanto, gracias por el fuego. (5)

(1) Aquí hay un buen tema para comentar, la relación entre “creación” y “evolución”. ¿Cómo se justifica que la Iglesia siga diciendo, hoy, que Dios creó a la mujer de una costilla de Adán?

(2) ¿Hubo en el siglo XX diez chilenos notables? A quién(es) pondrías en una lista?

(3) Es posible que al comentar el nombre de este libro haya incurrido en un error, en este caso, por favor corrígelo.

(5) En este blog he citado varias veces a Mario Benedetti. Mi hermano Oscar piensa que Juan Carlos Onetti, su compatriota, es superior. ¿Quién quiere opinar?

PIEL ROJA SUELTO EN LA TIRANA



Jorge Bravo de la Carrera

Hace un par de meses me encontraba en medio de la Pampa del Tamarugal, en pleno desierto del norte chileno. Soy fotógrafo profesional y debía hacer un reportaje a la llamada “Fiesta de la Tirana”, un evento maravilloso. El pueblo tiene unos ochocientos habitantes pero durante la festividad llegan al poblado alrededor de cuatrocientas mil personas por devoción a la Virgen.

No tengo muy claro el vínculo entre la Virgen del Carmen y la la princesa inca Huillac Ñusta, llamada “Tirana”, por la ferocidad con que defendía a su pueblo de la invasión española.

La princesa, en un hecho lamentable para los invadidos, se enamoró de un sujeto de origen portugués, Vasco de Almeyda, quien había sido capturado y sentenciado a pena de muerte. El historiador peruano Rómulo Cuneo Vidal escribió: “El corazón de Huillac no había conocido vacilación hasta ese instante” pero sin embargo al escuchar la sentencia hace lo posible por dilatarla. El portugués le exige para satisfacer sus requerimientos amorosos que se convierta al catolicismo. Ella termina por descuidar sus labores en la guerra y accede, finalmente, a casarse, pero durante la ceremonia son descubiertos y asesinados.

Los católicos curiosamente toman este hecho como un “tremendo amor de La Tirana hacia Dios”, como un acto de fé, cuando es evidente que si decide traicionar a su pueblo, no fue por motivaciones religiosas sino sentimentales.

Pero más allá de los fundamentos, es interesante como año a año cientos de personas rinden homenaje a la Virgen a través de bailes maravillosos, llenos de color y alegría, veinticuatro horas al día durante al menos un par de semanas.

Diablos, Caporales, Osos, Tortas, Chinos, Sayas, Tinkus e Indios, entre otros, son algunos de los personajes que bailan en la fiesta. Cada cual tiene su origen, por ejemplo entre los “Figurines” un viejo de barba y cabello blanco representa al “patrón”, baila como borracho y es fresco con las mujeres. Otro personaje que me llamó mucho la atención es el de la fotografía. En medio del desierto chileno me encontré con este Indio Sioux,

Puedo comprender qué alguien disfrazado de oso baile bajo el sol, ya que representa “la pereza” en la tradición de la diablada. Pero un indio norteamericano no tenía lógica. Comencé a investigar el tema y en un libro del investigador Juan Uribe encontré la respuesta: en la época de gloria del salitre los campamentos mineros se transformaban en verdaderas ciudades y el cine fue una de las atracciones que llegaron hasta el desierto. La mayoría de las películas exhibidas en esos cines eran de vaqueros, y fue así entonces, como el pampino conoció a los indios y empezó a imitar sus bailes.

“RAUDALES” EN LA BATUTA


Como se anunció en este medio, el sábado 28 de Octubre pasado se efectuó en La Batuta, el lanzamiento de la primera producción discográfica de “Raudales”, “Aunque el mundo sea un disfraz”. Ante un público entusiasta, que colapsó el tradicional local de Plaza Ñuñoa, la banda integrada por los guitarristas Andrés Hernández y Eduardo Bravo, el bajista Felipe Lajara, el baterista Gian Paolo Gritti y el vocalista, Carlos Marín hizo una presentación impecable de los temas incluidos en el álbum, revelando, de paso, que su trabajo tiene una sólida base, donde priman el profesionalismo, la constancia, la responsabilidad y, por sobre todo, mucho talento.

Los interesados en el tema pueden escuchar algunas canciones e informaciones en los sitios www.myspace.com/bandaraudales y en www.fotolog.com/raudales.

OSCAR WAISS, “FIRME JUNTO AL PUEBLO”


En 1963, comencé a trabajar, como procurador, en el estudio del abogado Oscar Waiss. Un aviso publicado en “El Mercurio”, me dio esa oportunidad. Cuando me entrevistó me preguntó directamente si yo era “beato”. Le dije que no. Me preguntó, en seguida, si militaba o tenía simpatías por algún partido político. Le dije que si, que pertenecía al GUR, Grupo Universitario Radical. Agregué, poniéndome en guardia, que la mayoría de los estudiantes éramos radicales. Aceptó mis respuestas y me contrato. “Por lo menos no es beato”, comentó, a modo de rúbrica. Estoy convencido que cualquiera hubiese sido mi respuesta me habría contratado igual. De esta manera se inició una etapa, rica en experiencias.
Oscar Waiss tenía en esa época algo más de 50 años. Era de origen judío. Su aspecto físico era peculiar, bajo de estatura, calvo, de tez rosada, gordo. Usaba lentes ópticos diminutos y vestía con elegancia. Tenía problemas a la cadera, por lo que cojeaba al caminar. Cuando cruzaba la Corte, de un extremo al otro, lo hacía a pasos cortos y rápidos, como Pedro Picapiedra o Pablo Mármol, solo que bamboleándose de norte a sur, en forma perpendicular a su desplazamiento, siempre con su portadocumentos en una mano y su sombrero tirolés, en la otra, con una actitud solemne y digna, que impedía que sus colegas se rieran a su paso.
Tenía un gran sentido del humor que le permitía reírse de si mismo. En una oportunidad nos pidió al junior y a mi que escucháramos el himno oficial del MIR, un antiguo himno revolucionario, cuya letra había adaptado al efecto. Sin más ni más, se puso a cantar, con la mayor seriedad. Su voz era tan increíblemente desafinada, que quedamos estupefactos primero, y luego estallamos en carcajadas. Lo curioso es que doña Elena Waiss, su hermana, era una concertista destacada y, además, Directora de la Escuela Moderna de Música.
Tratándose de sus ideas políticas, y sólo en este tema, Oscar Waiss era intransigente, las defendía contra viento y marea. En este campo era un polemista feroz. Desde muy joven se había integrado a la actividad política en su ciudad natal, Concepción, donde estudió Derecho. Integró el grupo “Avance!”, formado por intelectuales y estudiantes de izquierda, militó en la “Izquierda Comunista” e ingresó al “Partido Socialista”, a la época de su fundación, siempre vinculado a las corrientes trotskistas. Como consecuencias de sus actividades políticas en dos oportunidades, en 1931, en la Isla Mocha, durante la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, y en 1956, en Pisagua, durante el gobierno de Gabriel González Videla. En 1973, a la caída de Allende, fue detenido en el Estadio Nacional, donde permaneció prisionero de la dictadura durante varios meses, siendo luego exiliado, en Alemania del Este.
Oscar Waiss se consideraba a sí mismo como el único teórico del socialismo chileno. Había dedicado su vida a publicar estudios, folletos, revistas, libros, sobre la coyuntura política o para polemizar con sus adversarios políticos, generalmente los dirigentes de turno del socialismo chileno. Sus polémicas con Raúl Ampuero, por ejemplo, trascendieron el ámbito del socialismo y de la izquierda. Escribió “Socialismo sin Gerentes”, para impugnar su expulsión del Partido Socialista; “El Espejismo del 64”, para explicar porque era imposible que Allende llagara a la Presidencia de la República por la vía electoral. Antes había publicado “Nacionalismo y Socialismo en América Latina” y “Los Problemas del Socialismo Contemporáneo”
Waiss fue, por otra parte, un destacado periodista. En la época que lo conocí era columnista , primero, y luego encargado de la página editorial de “Clarín”. A la caída de Allende, se desempeñaba como Director de La Nación.
En la época que comencé a trabajar en la oficina, Oscar Waiss era el abogado de “Clarín”, y, en consecuencia, le correspondía defender al tabloide y al director responsable de turno, de las querellas por injurias y calumnias que interponían en su contra los dirigentes de los partidos políticos de derecha, en respuesta a sus publicaciones. El propietario del diario era Dario Sainte-Marie, un personaje muy controvertido en su tiempo, a quién Waiss había conocido en el breve periodo en que una fracción del Partido Socialista apoyó la candidatura de Ibañez y que formó parte de su segundo gobierno. El Director de “Clarín” era el periodista Alberto Gamboa, el “Gato”, como lo apodaba el medio y sus amigos. Tengo la mejor opinión del “Gato”, se que su desempeño en la dirección del diario ha sido controvertida históricamente. `pero sucede que en oportunidades, los hombres deben desempeñar determinados roles, les guste o no.
Cada vez que el Director responsable era sometido a proceso en alguna causa, era necesario reemplazarlo. De este modo, en más de alguna oportunidad, hasta el portero del diario fue ascendido a la dirección.
El tiraje de “Clarin”, de lunes a viernes, superaba al de “El Mercurio” o “La Tercera”. El gancho con el público eran sus titulares. Alberto Gamboa, además de Director, era el encargado de la diagramación de la primera página. Su ingenio y simpatía, que era un factor decisivo a la hora de las ventas, lo manifestaba, además, en otra sección del periódico. Entonces, Alberto Gamboa se transformaba en el “Profesor Jean d’ Fremisse”, el más popular y audaz de los consejeros sentimentales de su tiempo, precursor y maestro del “Rumpy”, el “Chacotero Sentimental”.
Oscar Waiss, además de abogado, era columnista de “Clarín”. Escribía con el seudónimo de “Lord Callampa”. Tiempo después, se hizo cargo de la página editorial. Contra lo que pudiera creerse, o no obstante lo que la mayoría pueda recordar, yo que conocí de cerca al diario en esa época puedo afirmar que tenía muy buenos columnistas. Recuerdo, entre otros, a Ricardo Boizard, “Picotón”, a Raúl Morales Alvarez, Premio Nacional de Periodismo; a Gabriel Sanhueza, autor de una notable biografía de Santiago Arcos (“Santiago Arcos: comunista, millonario y calavera”). Eugenio Lira Massi me contó la forma como ingresó a “Clarín”. Trabaja en una fiscalía militar, en la calle Zenteno, al lado del diario. Solía visitar el periódico porque aquí tenía un amigo. Un día falto alguien a quién había que reemplazar, parece que en Deportes, y Eugenio Lira se quedó trabajando en el diario. Es autor e un libro humorístico que retrató, en gruesas e incisivas pinceladas, los senadores de la época.
Alberto Fuguet dedicó su novela “Tinta Roja” a Alberto Gamboa. El narrador, estudiante de periodismo, si hubiese hecho su en práctica en “Clarín”, no habría extrañado el clima o la atmósfera informal que se respiraba en este diario. Los personajes de la novela bien pudieron ser periodistas de “Clarín”, en una época que esta actividad no se aprendía en las Universidades, sino en la práctica diaria.
Un capítulo menos conocido en la vida de Oscar Waiss fue su paso fugaz por el Mir, en el que lo acompañó nada menos que el mítico sindicalista Clotario Blest. En efecto, el año 1965, junto a algunos de sus antiguos camaradas descontentos con la conducción del Partido Socialista, entre los que recuerdo el doctor Enrique Sepúlveda, Gabriel Smirnow, el historiador Luis Vitale y otros, junto con jóvenes universitarios de Concepción, cuyos líderes eran Luciano Cruz, Miguel Enríquez, Bautista von Schowen y Andres Pascal, constituyeron el Movimiento de Izquierda Revolucionario. Durante algún tiempo, estuvo a cargo de un boletín, cuyo formato recuerdo con claridad. Un día tomó un libro que estaba leyendo “¿Para qué sirve la literatura?”, que era la transcripción de un debato entre escritos franceses, editado por Jean-Paul Sartre. Me dijo “esto me parece interesante” y me pidió que se lo prestara. Al poco tiempo me exhibió el primer boletín del Mir. La tapa tenía la misma diagramación del libro, solo cambiaban los colores y, por supuesto, el tenor del texto. No tengo claro cuanto duró su militancia pero me parece que fue efímera. Lo concreto es que durante la campaña de 1970. el diario “Clarín” y su propietario, Darío Sainte-Marie, apoyaron por igual a Salvador Allende y a Radomiro Tomic.
Es posible que el Presidente Allende, al designar a Oscar Waiss como Director de “La Nación”, haya querido agradecer ese apoyo.

CIUDADES Y LIBROS



El cuarteto de ALEJANDRIA (Lawrence Durrell)
Teseo Rey de ATENAS (Mary Renault)
El correo de BAGDAG (José Miguel Varas) (1)
The BUENOS AIRES affair (Manuel Puig)
COPENHAGUE (Michael Frayn)
Sermones y prédicas del Cristo de ELQUI (Nicanor Parra)
ESTAMBUL: Memorias y la ciudad (Orhan Tamuk) (2)
Los amantes de ESTOCOLMO (Roberto Ampuero) (3)
HIROSHIMA, mon amour (Marguerite Duras)
Oh¡ JERUSALEN (Dominique Lapierre)
La muchacha de LA GUAIRA (Juan Bosch)
Nuestro hombre en LA HABANA (Graham Greene)
Invierno en LISBOA (Antonio Muñoz Molina)
El mago de LUBLIN (Bashevis Singer)
Amar en MADRID (Francisco Umbral)
MANHATTAN transfer (John Dos Passos)
¿Arde NUEVA YORK? (Dominique Lapierre/Larry Collins)
El halcón de PALERMO (Maria Bordhin)
PARIS era una fiesta (Ernest Hemingway)
El otoño en PEKIN (Boris Vian)
PISAGUA (Volodia Teitelboim)
ROMA, peligro para caminantes (Rafael Alberti)
El embrujo de SHANGAI (Joan Marsé)
La señorita de TACNA (Mario Vargas Llosa)
TANGER bar (Miguel Sánchez.Ostiz)
Los amantes de TERUEL (Juan Eugenio Hartzenbusch)
En el bar de un hotel de TOKIO (Tennessee Williams)
El burlador de SEVILLA (Tirso de Molina)
Muerte en VENECIA (Thomas Mann)
WASHINGTON Square (Henry James)
El Alcalde ZALAMEA (Pedro Calderón de la Barca) (4)

(1) Premio Nacional de Literatura 2006.
(2) Premio Nobel de Literatura 2006
(3) Contribución (involuntaria) de Claudio Márquez.
(4) ¿Conoces otra(s)? Apórtala, gracias.

Thursday, November 09, 2006

LO QUE REALMENTE OCURRIO CON LA LLAMA DE LA LIBERTAD




Por Morgan Fomich


Esta mañana llegó la noticia desde Castellgandolfo: ya no es sustentable el sistema operativo de la Llama de la Libertad. Su presupuesto de US$ 4 millardos excede las posibilidades incluso del Vaticano. Creo que hicimos mal en regalársela. A nosotros nos costaba por supuesto la impaciencia de algunos, pero a ese precio un monumento patrio puede salvar todas las dificultades. Es cierto que fue un recordatorio odioso de los años de infortunio, pero era secreta e inofensiva, confinada y protegida en su impenetrable plaza de piedra. En medio del tráfago urbano apenas era perceptible el borboteo de su surtidor de gas. A un centenar de metros, en la Moneda, la discusión era por quién pagaba la cuenta. Algunos esbirros de la antigua administración prometían pagarla de su propio peculio, como si se les impusiera ahora una obligación moral, como si se auto exigieran cumplir con la idea superior del bienestar común, al que antes jamás se adscribieron, porque estaban empapados de felonía, malas intenciones y codicia. El hecho es que el debate no tuvo resultados y nuestro gobierno optó por ofrecerla Urbi et Orbi; como se esperaba, pocos mostraron un real interés. La Llama de la Libertad es un objeto extraño para los tiempos que corren; a todas las Repúblicas les incomodó la idea de alojarla, siquiera temporalmente. Por fin, el Vaticano la aceptó como un gesto de buena voluntad y le arregló un cómodo rinconcito en Castellgandolfo porque, según trascendió, al Papa le agradaba la idea de abrigar en ella sus viejas manos.
En realidad los problemas comenzaron un año más tarde. A la guardia de carabineros, entrenada durante arduos años para ese único propósito, les fue imposible acostumbrarse al Latín, lengua oficial e ineludible en el Vaticano. Para qué decir que los Suizos no querían ni acercarse a ella, victimas acaso de un sagrado terror por ese trasto que no comprendían, aunque especulaciones más recientes afirman que sólo deseaban mantener en buenas condiciones sus costosos trajes[1]. Las infranqueables barreras de contención verdes se herrumbraron al poco tiempo con el aire salobre de la residencia papal. No se pudo restaurar su sólida apariencia. Incluso el pontífice encontró problemas de acceso y disponibilidad, pues pensaba ocupar la mentada hornilla como barbacoa en sus concilios. Le habían llegado rumores de la excelencia de cocinar al disco, pero toda tentativa fue prontamente disuelta por la guardia. En eso los Carabineros ( les agradaba sobremanera que los llamaran Carabinieri ) se mostraron celosos de su deber. Hubo más de un enfrentamiento al pie de las escaleras y algunos Cardenales perdieron más que un poco de sangre. Por eso se obligó a la guardia a retornar a Chile. El Ejecutivo no se pronunció, y la Llama quedó por esas latitudes abandonada, pero siempre funcionando, inconscientemente obstinada del símbolo que representa.
Con esta noticia surge la idea, justa a mi entender, de repatriarla, pero ¿ Dónde ubicarla ahora? ¿ En la cumbre del edificio del Bicentenario?
¿En la diestra mano de la Virgen del San Cristóbal? ¿Al final del Parque de los Reyes? ¿ En el frontis esplendente de la no menos esplendente Fundación Pinochet?
Se sabe de antemano que en al explanada de la ciudadanía no hay lugar disponible. Es suficiente con las crueles reliquias de tanto mártir de la patria que merece estar allí[2] porque no hay lugares realmente adecuados para depositar sus urnas. Nadie se ha ofrecido para dar una solución viable a la urgencia de la Llama. El transporte en barco para Europa ya fue suficiente humillación para su deslucida figura. Alguno la imaginó tan esperada como la Estatua de la Libertad, pero lo cierto es que entre éstas, aún siendo primas hermanas, hay una diferencia que la lógica no alcanza a explicar.
El edificio corporativo de cierto banco capitalino ostenta una llama fija, de burdo latón rojo, y según se sabe ha mostrado interés en albergar el entredicho símbolo como una señal de su intención participativa para con Chile. Se entiende que los capitales extranjeros están siempre dispuestos a dar una prueba de su lealtad a quienes les abrieron las puertas al floreciente mercado de una nación de idiotas. Este es el caso de Banco SS[3] . Ahora, no queda claro si la Fundación está dispuesta a desprenderse de su más caro emblema, de la chispa prometeica donada por su semidiós que recibe, solo y aquejado, la visita diaria del buitre en forma de juez, y al que le llueve sobre mojado, porque a los consabidos problemas de la senectud se deben agregar los sinsabores de algún juicio en ciernes, y el sufrir la deslealtad de tantos ingratos que solían esculpirle la espalda a palmetazos y que ante el primer atisbo de peligro se escaparon a cuarteles y posiciones más seguras. Por sus asuntos financieros se viene una seria pugna por los derechos del nombre de la Fundación Daniel José Ramón López Ugarte. Los monumentos construidos bajo su cetro de hierro pierden nitidez e importancia. Las estatuas ecuestres de sus próceres son llevadas a otras pesebreras, sus cenizas podrán ser distribuidas entre los consumidores de drogas duras, la reliquia patriotera será regateada por ávidos comerciantes en las ferias libres o los mercados persas. Es el destino de Augusto José Ramón y de sus inofensivos símbolos. Creemos, sin embargo, que la llama debe prevalecer, que deberá conservarse como pieza sagrada y ejemplar de un pasado mucho más romántico, una edad distante cuando los estandartes propagandísticos de una República nada tenían que ver con su verdadera naturaleza.
El edificio corporativo de cierto banco capitalino ostenta una llama fija, de burdo latón rojo, y según se sabe ha mostrado interés en albergar el entredicho símbolo como una señal de su intención participativa para con Chile. Se entiende que los capitales extranjeros están siempre dispuestos a dar una prueba de su lealtad a quienes les abrieron las puertas al floreciente mercado de una nación de idiotas. Este es el caso de Banco SS[4] . Ahora, no queda claro si la Fundación está dispuesta a desprenderse de su más caro emblema, de la chispa prometeica donada por su semidiós que recibe, solo y aquejado, la visita diaria del buitre en forma de juez, y al que le llueve sobre mojado, porque a los consabidos problemas de la senectud se deben agregar los sinsabores de algún juicio en ciernes, y el sufrir la deslealtad de tantos ingratos que solían esculpirle la espalda a palmetazos y que ante el primer atisbo de peligro se escaparon a cuarteles y posiciones más seguras. Por sus asuntos financieros se viene una seria pugna por los derechos del nombre de la Fundación Daniel José Ramón López Ugarte. Los monumentos construidos bajo su cetro de hierro pierden nitidez e importancia. Las estatuas ecuestres de sus próceres son llevadas a otras pesebreras, sus cenizas podrán ser distribuidas entre los consumidores de drogas duras, la reliquia patriotera será regateada por ávidos comerciantes en las ferias libres o los mercados persas. Es el destino de Augusto José Ramón y de sus inofensivos símbolos. Creemos, sin embargo, que la llama debe prevalecer, que deberá conservarse como pieza sagrada y ejemplar de un pasado mucho más romántico, una edad distante cuando los estandartes propagandísticos de una República nada tenían que ver con su verdadera naturaleza.

[1] Con tanta púrpura y oro es de notar que en la cede Papal se preocupen por estas nimiedades, pero lo cierto es que la guardia es celosa con su indumentaria. Orgullosos de que ésta sea irrepetible no han dado en pensar jamás que nadie les envidiaría esas camisas de juglar de parque temático, ni la golilla, ni el morrión, ni la pesada alabarda. Sólo que les sacan tantas fotos, sobre todo los turistas japoneses (que descreen de una religión que cohabita tan fastuosamente con los poderes seculares), que ellos mismos se han creído parte ineludible de todo paseo correctamente ejecutado. El impacto de eliminar este vestuario no es tan vasto porque entiendo que sólo hay un sastre en la faz de la tierra que fabrica tamaño modelito.

2 Merecer es un decir. La verdad es que la patria está cada vez más necesitada de héroes puesto que las últimas generaciones de soldados no han aportado con ninguno, en el ámbito de la oficialidad; pero en el caso de las barracas... suficiente con recordar a los mártires de Antuco. Cf. “Oda Escrita en 1966” , J.L.Borges, donde dice: Nadie es la Patria. Ni siquiera los símbolos./ Nadie es la Patria. Ni siquiera el tiempo/ cargado de batallas, de espadas y de éxodos...

3) Es una mera coincidencia que las siglas del Banco sean las mismas que la fatalmente famosa brigada Nazi. No hay que ver en este alcance un deseo de sus directivos de identificarse con tan nefasta entidad. (Hablo del Banco, no de los Nazis)



JORGE TEILLIER: "NIEVE NOCTURNA"


Jorge Teillier, otro notable poeta chileno, nació en Lautaro, el mismo día que murió Carlos Gardel, el 24 de Junio de 1935 y falleció en 1996. Fue profesor de Historia y Geografía y ejerció la docencia. Entre sus obras están “El cielo cae con las hojas”, “Para ángeles y gorriones”, “Crónica del forastero”, ”El árbol de la memoria”, “Los trenes de la noche y otros poemas”. Se ha descrito su obra como poesía “lárica” o “de los lares”, caracterizada como la vuelta hacia el pasado, en el cuál lo cotidiano contrasta con la modernidad imperante. Se trata de una búsqueda de los paisajes, donde confluyen imágenes nostálgicas de la infancia y de la naturaleza. Creo que su poema “Nieve Nocturna” es un magnífico ejemplo de lo dicho. (1)


NIEVE NOCTURNA


Jorge Teillier

¿Es que puede existir algo antes de la nieve?
Antes de esa pureza implacable,
implacable como el mensaje de un mundo
que no amamos, pero al cual pertenecemos
y que se adivina en ese sonido
todavía hermano del silencio.
¿Qué dedos te dejan caer, pulverizado esqueleto de pétalos?
Ceniza de un cielo antiguo
que hace quedar sólo frente al fuego
escuchando los pasos del amigo que se fue,
eco de palabras que no recordamos,
pero que nos duelen,
como si las fuéramos a decir de nuevo.
Y puede existir algo después de la nieve?
Algo despuésde la última mirada del ciego a la palidez del sol,
algo después
que el niño enfermo olvida mirar la nueva mañana,
o mejor aún, después de haber dormido como un convaleciente
con la cabeza sobre la falda
de aquella a quien alguna vez se ama.
¿Quién eres, nieve nocturna,
fugaz, disuelta primavera que sobrevive en el cerezo?
¿O qué importa quién eres?
Para mirar la nieve en la noche hay que cerrar los ojos,
no recordar nada, no preguntar nada,
desaparecer, deslizarse como ella en el visible silencio.


(1) Se dice que hacer comparaciones es odioso, pero, con el ánimo de provocar, pregunto a los lectores: Entre “El hombre imaginario”, de Nicanor Parra; “Perdí mi juventud” de Gonzalo Rojas y “Nieve Nocturna” de Jorge Teillier, ¿Cuál crees que es la mejor? ¿Por qué? Supongo que, al menos, Antonio Hernández opinará esta vez.
Web Counter
University of Phoenix